Verlo caminar hacia mí, como León dispuesto a comerme me encanta. Permanezco sentada en el mueble observando lo que hace. Me está dando un show privado. Gritos de perra loca doy en mi cabeza al verlo desprenderse de su ropa al ritmo de la música. Relamo mis labios al ver como mueve su cadera mientras su m*****o está resaltando con total descaro. Mike sin duda alguna sabe como hacer que mi feminidad se empape y mi centro palpite. Estoy desnuda, pues el señor se encargó de hacerlo en medio de roces descarados y húmedos besos. Pero mis manos están atadas, no puedo hacer nada, ya que él mismo se encargó de entrelazarlas y atarlas en un nudo con su corbata. ¿Con cuál intención? Dejarme indefensa a lo que sea que me hará. Decir que ambos estamos locos, es quedarse cortos. Ambos somos unos