Decir que estas han sido las peores casi tres horas de vuelo de mi vida, es quedarme corta. Me duele el cuello, el trasero, la espalda y a pesar de lo incómoda que estoy, no quiero abrir mis ojos. No quiero verle la cara al hombre que tengo al lado, porque el muy narcisista, no paró de burlarse de mí en todo el vuelo. No me decía palabras, pero en el rostro se le veía lo que estaba disfrutando verme pelear con el asiento. En cambio, el lucia muy cómodo sentado, o lo Estaña disimulando muy bien. Aún no comprendo, como es que andaba en un auto muy costoso, y no pudo costear en zona VIP. Y ahora que lo pienso mejor, también estaba hospedado en el hotel, y ahí la noche no baja de los dos mil dólares, al parecer le gusta vivir de las apariencias el muy casanova. —Arita. Amada y dulce esposa, y