Tomo mi maleta, ya he guardado todo, o lo poco que había sacado de ahí. Mis cinco días de diversión, acabaron más rápido de lo que imaginé. Me miro al espejo una vez más, y repito una y otra vez las condiciones que le diré. Si acepta, trataré de mantenerme cuerda por tres meses, si declina, ya tengo un plan de escape. Con la maleta en mano, salgo de la habitación y me uno a Hanna y Leonardo. Ambos regresarán juntos a Seattle, así que prácticamente aquí nos despediremos. Al llegar yo a la ciudad, establecerme y saber que rayos va a suceder conmigo y este hombre, es que llamaré a Hanna y nuestra rutina seguirá cómo si nada. Por lo menos hasta que se case, que es dentro de dos semanas, ya de ahí, no la volveré a ver cómo de costumbre. —¿Preparada? —Siempre, y lo sabes —le respondo con much