Oigo como me llaman, a lo lejos escucho mi nombre una y otra vez. Siento que me tocan la cara, las manos y hasta que me estremecen. Abro mis ojos y siento un zumbido en mis oídos, también me siento algo débil, pero a medida que abro mis ojos, me voy recomponiendo. Enfoco mi vista y tengo a Hanna tomando mi mano, mientras Leonardo está de pie a su lado con cara de consternación, y cuando veo al que es mi esposo, de pie al umbral de la habitación, con brazos cruzados y sus ojos fijos en mí, todo se reproduce en mi mente como tráiler de película. —Dime que esto es una broma… por favor Leonardo, dime que no es cierto esto... Es lo primero que se me ocurre decir. ¡Dios mío! Estoy a un colapso existencial. Hanna lo nota, y toma mi mano con fuerza. Algunas lágrimas salen de mis ojos al saber,