El hombre que tengo al frente de mí, me mira como si lo que yo acabo de decirle es un insulto. Estoy furiosa, indignada, y molesta conmigo, por haber caído tan bajo. ¿Cómo es posible que yo haya terminado casada con un hombre qué se gana la vida mostrando su cuerpo? Yo no estudié para esto, no me convertí en profesional para andar atada a un hombre que no tiene metas, y vive la vida al desenfreno. Voy a matar a Hanna en cuanto la vea. Estoy más que segura que ella tuvo que haberme drogado nuevamente. Antes era gracioso, cuando éramos unas universitarias, pero ya no. Ambas somos adultas, y ahora a causa de su broma, he terminado contrayendo nupcias con mi antítesis personificada. —¿Tienes algún problema con eso? —¡Por su puesto! —respondo con obviedad. —Tú no me conoces. —¡Ni deseo ha