—¡Dime que esto es una puta broma, Aria! —brama molesta. Camina de un lado para otro dentro de la habitación. La observo sentada desde la cama, con mis piernas encogidas a mi pecho mientras veo a mi mejor amiga perder la cabeza por mi confesión —¿¡Volverás ahí!? ¿Qué? —¡NO! —me pongo de pie—¡Por supuesto que no, Hanna! —¿¡Y entonces!? Ni lo yo sé. Me lanzo a la cama y caigo acostada boca arriba. Bufo, y tapo mi rostro con la almohada dando un grito de desahogo. Siento a mi rubia caer a mi lado y me abraza con sus delicadas manos—. No quiero que termines con tu corazón roto otra vez… —Lo sé… —quito la almohada de mi rostro y me volteo para quedar frente a ella—. Pero dentro de mí, siento que esta vez será distinto, ¿o soy una tonta en pensar eso? Hanna suspira y se sienta en la cama