Magnus asintió, aunque Patrick no podía verlo. —Sí, señor. La señorita Zoe ya está en su apartamento. Todo está tranquilo —informó, pero notó que Patrick no cortaba la llamada de inmediato, como solía hacer. Hubo un breve silencio, como si su jefe estuviera debatiéndose internamente. Finalmente, Patrick habló de nuevo, con un tono que intentaba ser despreocupado. —¿Cómo... reaccionó ella? —preguntó, dejando que las palabras se deslizaran lentamente, como si no quisiera parecer demasiado interesado—. ¿Le gustaron los detalles que le preparé? Magnus sonrió en su interior, entendiendo lo que realmente quería saber su jefe. Aunque sabía que Patrick intentaba mantenerse distante, era evidente que Zoe le importaba más de lo que estaba dispuesto a admitir. —Parecía sorprendida, señor. Diría