Zoe sintió cómo el color se desvanecía de su rostro al escuchar la voz de Jonathan al otro lado de la puerta. Su corazón comenzó a latir desbocado, una mezcla de terror y confusión se apoderó de ella. Levantó la mirada, encontrándose con los ojos intensos de Patrick, quien la observaba con una expresión que exigía respuestas, su mirada era penetrante, inquisitiva, y en ese instante, ella supo que no tenía escapatoria. Jonathan llamó de nuevo, su tono era imperativo, impaciente. —Zoe, abre la puerta —exigió, golpeando la madera, haciendo que el pulso de ella se acelerara aún más. Patrick, sin perder un segundo, llevó un dedo a sus labios, indicándole que guardara silencio. Con un movimiento rápido, la tomó del brazo, arrastrándola con suavidad, pero con firmeza hacia la cocina. —Haz lo