Patrick se encontraba solo en su apartamento, sumido en la oscuridad que lo rodeaba, tanto dentro como fuera. Sentado en su cómodo sillón, sostenía un vaso de whisky en la mano, el líquido ámbar reflejaba las luces tenues de la habitación, pero ni siquiera la calidez del alcohol podía aliviar la frialdad que sentía en su interior. Cada sorbo que daba no hacía más que profundizar su sensación de vacío. No importaba cuántos lujos lo rodearan, en el fondo, se sentía más solo que nunca. Y en esta ocasión no estaba Magnus a su lado, él era su ancla, en esos momentos, en los cuales se sentía como un barco a la deriva. Mientras el silencio llenaba la estancia, su mente comenzó a vagar hacia el pasado, hacia un recuerdo que había intentado sepultar durante años. Pero esa noche, el peso de la so