Violeta hizo una pausa, mirando sus manos entrelazadas sobre la mesa. Magnus no dijo nada, dejándola procesar sus pensamientos, pero sus ojos no se apartaban de ella, reflejando una comprensión silenciosa. —El destino nos volvió a juntar a Zoe y a mí —continuó, con una sonrisa nostálgica—. Ella también quedó huérfana, y pasamos por muchos albergues juntas. Fueron tiempos difíciles, Magnus. Hubo días en que no sabíamos si íbamos a tener un techo sobre nuestras cabezas, o si tendríamos que dormir en las calles. Pero a pesar de todo, nunca perdimos la esperanza. Salimos adelante, luchamos por nuestra causa, por aquellas que no tienen voz, porque sabemos lo que es no tener nada. Magnus sintió un nudo en la garganta mientras la escuchaba. Su historia, tan similar en dolor a la suya, lo hizo s