Zoe se encontraba sola en la habitación del hospital, rodeada del silencio que solo era interrumpido por el ocasional murmullo de las enfermeras en el pasillo. Intentaba concentrarse en las actividades que Violeta le había traído de la fundación, pero su mente seguía divagando, atrapada entre pensamientos contradictorios. Jonathan había mencionado una nueva misión, y aunque Zoe sabía que no debía confiar en él, la curiosidad la carcomía. Pero más que eso, lo que realmente la inquietaba era la ausencia de Patrick. El tiempo pasaba, y su ausencia era un recordatorio constante de la fragilidad de la conexión que habían compartido, si es que realmente había existido algo entre ellos. La puerta se abrió y Violeta entró con su energía habitual, trayendo consigo una bocanada de aire fresco. S