Magnus asintió sin vacilar, comprendiendo la urgencia de la situación. —De inmediato, señor. Haré los arreglos necesarios —dijo antes de salir con rapidez a organizar la transferencia. Patrick se quedó en el vestíbulo, con la mente agitada. Trasladar a Zoe a un hospital privado era la mejor opción, no solo por los recursos superiores, sino porque aseguraría que estuviera en manos expertas. No podía permitirse perderla, no ahora que comenzaba a darse cuenta de cuánto le importaba. El doctor Hernández regresó unos minutos después, percibiendo la firmeza en el semblante de Patrick. —Doctor, quiero que Zoe Evans sea trasladada a un hospital privado —anunció, sin dejar espacio para objeciones—. He organizado todo. Un equipo médico especializado vendrá a encargarse del traslado. Ella recibir