Capítulo 4

1543 Words
Una ráfaga paso por encima de ella, cerró los ojos cuando cayó al suelo, se escuchó un estruendo, algo había caído, pero no se atrevió a abrir los ojos aún, estaba esperando que el ogro la llevará, pero no fue así, nadie la toco, fue cuando tomó consciencia, se levantó y se dio la vuelta, entonces vio al ogro en el suelo, estaba cortado en pedazos, su respiración aun era agitada, en el silencio logro conectar con Zita y pronto sintió un aroma dulce y embriagador que localizo de inmediato. El hombre estaba al lado de los pedazos del ogro, cabello oscuro y alto, sostenía un lazo en sus manos. “Un vampiro” murmuró Zita. “Hasta ahora apareces” le reprochó Skyler “Casi nos matan” El vampiro se movió y las dos se alertaron, está vez Skyler saco sus garras y mostró los dientes. –Te he salvado la vida y ahora me quieres atacar –su voz era profunda y dulce, no era extraño, los vampiros eran así seductores, atrayentes, esa era su habilidad para atrapar a su presa. –Yo podía sola con ese ogro. –Claro, como tú digas. Él camino a la cabaña mientras ella seguía gruñendole hasta que se dió cuenta que no iba hacia ella y la estaba ignorando por completo, eso la puso aún más furiosa. –Para tu información yo soy la Reina Luna. Él se detuvo y la miró de pies a cabeza. Skyler estaba sucia, la ropa rasgada, sin zapatos, el cabello corto y alborotado, era pequeña y estaba temblando, aunque se detuvo un poco de tiempo en esos bonitos ojos dorados, si no fuera por ese gesto desagradable de mostrar sus colmillos y arrugar su nariz se vería mejor. –Pareces un chihuahua. –¡Oye! –le reprochó ella. –Dejaré la puerta abierta cinco minutos –le advirtió. Eso la desconcertó, miró al ogro y luego a la cabaña, los vampiros no eran amigos, pero no estaba demente para quedarse en medio del bosque al lado de un cadáv*r el resto de la noche, así que corrió detrás de él. ... Los vampiros y los lobos tuvieron una guerra hace muchos años, está terminó cuando los vampiros se rindieron, la masacre fue tanta que los llevo casi a su extensión, firmaron los acuerdos de paz, pero los vampiros nunca pudieron recuperar su poderoso reino, así que se limitaban a tener un territorio pequeño sin molestar a nadie, aunque ahora ninguna especie estaba tan demente para atacar a los lobos que eran una fuerza poderosa. “¿Qué estamos haciendo aquí?” le reprochó Zita. “¿Te quieres quedar al lado del ogro muerto?” cuestionó Skyler. La cabaña era más grande de lo que parecía por fuera, aunque no tuvo tiempo de verla bien, cerró la puerta y miró la sala con dos sofá y una chimenea que no tenía fuego, del otro lado estaba la cocina y al fondo un pasillo que seguramente llevaba a otro lugar, el vampiro había desaparecido por ahí, Skyler seguía temblando, era ridículo que estuviera en esa posición, nunca se había sentido tan fuera de sí misma, se quedó parada cerca de la pared abrazándose intentando tranquilizarse, estaba en una cabaña sola con un vampiro, un vampiro la salvó, intento recordar cuándo fue la última vez que vio un vampiro, tal vez en alguna salida, pero hace muchos años que no salía del territorio de los lobos y cuando lo hacía alguien iba con ella. Sintió de nuevo ese aroma dulce y levantó la mirada, el vampiro venía hacia ella, está vez lo vió bien, cabello y ojos oscuros, profundos como la noche, piel pálida, grande, no sabía que eran tan altos, tan grandes, él se le colocó enfrente y extendió su mano hacia ella, Skyler retrocedió pero chocó con la pared, gruñó. Él retrocedió, pero señaló al pasillo. –El baño está listo, ve. –¿Qué? –Skyker se rasco la nuca, tenía algo de tierra y le daba comezón. –Que apestas y debes bañarte ahora o te haré dormir con el ogro. Ella le gruñó de nuevo. –No tienes que ser tan grosero. –No tienes que gruñir por todo –debatió él –. Te he preparado la ducha, ve ahora. Ella miró al pasillo y luego a él, Zita le dijo que no se moviera, pero ella no le hizo caso, realmente necesitaba ese baño, así que siguió por el pasillo y encontró la ducha. –Tienes una toalla y te pones eso –le señaló una ropa –. Es mía y tendrás que soportarlo porque tu ropa es un asco, no saldrás de aquí hasta que te bañes. Le cerró la puerta cuando escuchó el gruñido de Skyler. –Grosero. “Yo diría Patán” le dijo Zita “Debemos salir de aquí” Skyler se olió así misma y luego vio el agua tibia con burbujas, olía muy bien. “Después de la ducha” Había un pequeño espejo encima del lavado, se miró, estaba sucia y el cabello sin forma y alborotado, así había quedado después de todo el caos con el monstruo, no entendía, se supone que ella sabía pelear, la habían entrenado para pelear y defenderse, pero ahí, en la realidad, donde debía actuar no pudo hacer nada, todo fue totalmente diferente a los escenarios que le hacían en la manada. Empezó a quitarse el vestido cuando soltó un gruñido, se vio a un costado de su abdomen, el color carmesí había pasado la tela. Estaba herida y no lo había notado, miró a la puerta. Apestas y debes bañarte ahora. Esas habían sido las palabras del vampiro, pero tal vez solo evitaba matarla, eso sería demasiado considerado de su parte si tan solo fuera más amable, se terminó de quitarse la ropa y se metió a la ducha, la herida no era tan profunda así que solo debía limpiarla bien, la temperatura estaba perfecta y tenía un olor a lavanda, ese tipo de duchas era el que recibía después de un largo entrenamiento, volvió a abrazarse así misma y sollozo, ahora no estaba en su manada con su familia y con su Alfa, ella solo sabía ser Skyler la Reina Luna, esa era su identidad, su propósito, su vida y en un segundo lo perdió todo, ¿Qué se supone que iba a hacer ahora? Skyler terminó de ducharse, eso no la hacía sentir mejor, pero era un alivio estar limpia, tomó la toalla y se limpió, volvió a verse la herida y ya no estaba sangrando, era pequeña y se veía bien, seguramente se curaría en un par de horas, aún así, por su seguridad tomó un poco de tela de los pedazos del vestido que le quedaban, los metió al lavado y cuando estuvo limpio se lo colocó alrededor ocultando la herida, se colocó la camisa n*gra, nunca usaba ese color, le quedaba terrible, prefería colores más claros como un rosa o blanco, pero ahora no podía escoger. La ropa tenía ese aroma dulce que había sentido antes, los vampiros tenían un olor muy peculiar, eran peligrosamente atrayentes, debía tener cuidado, Zita intentó convencerla de irse, pero Skyler tenía miedo de salir y encontrar algo peor que un ogro, por pura suerte había salido con vida, aunque está vez Zita estaba con ella, por alguna razón desconfiaba de sus propias habilidades. Cuando salió del baño y vio por toda la cabaña, no encontró al vampiro por ninguna parte, cuando llegó a la cocina se dio cuenta que habían frutas en un cesto. “Ten cuidado” advirtió Zita. “Solo es fruta, Zita” Con todo lo que había pasado y sus preocupaciones desde que inició el día apenas si había comido y su estómago le exigía comida. En el cesto habían fresas, moras, arándanos y unas naranjas, también había un recipiente de agua con un vaso al lado, olió todo primero y se aseguró que fuera comestible, luego empezó a comerlo hasta que se acabó casi todo, terminó en el sofá viendo la chimenea apagada, afuera aún estaba oscuro, se preguntó qué hora sería, al amanecer se iría, el vampiro no estaba en ninguna parte de la cabaña, no podía sentirlo ni siquiera cerca, se percató como el olor al ogro iba desapareciendo, seguramente algún animal afuera se lo había llevado, se abrazó a si misma cuando sintió mucho frío, no se atrevía a subir a ninguna habitación, ya era demasiado que estuviera en una cabaña de un vampiro, se dio cuenta que había algo de leña y busco la forma de encender la chimenea, los vampiros odiaban el fuego, pero ese gruñón no estaba en ninguna parte, así que no importaba, cuando la encendió y las llamas subieron se sintió satisfecha consigo misma y sonrió, volvía a estar sucia, pero solo de las manos, así que fue a lavarlas y luego disfruto de su trabajo, el lugar empezaba a ser más cálido y ella ya no sentía más frío, en algún momento de la noche se quedó dormida, solo esperaba que cuando la luz del sol llegará pudiera encontrar una solución a todo lo que le estaba pasando en su vida.
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