Alianzas oscurasVigésima Era después de la Guerra Sangrienta, Baluarte Negro Se encontraban donde el invierno nunca moría, en medio del desolado extremo norte, en la frontera del Muro Místico, solo había páramos congelados. En medio de la más profunda y solitaria tristeza, se alzaba el último bastión de las Siete Tierras, donde habitaban las fuerzas oscuras. Sentado en su trono, Cortez observaba al grupo a través de una gran ventana que se asemejaba al espejo n***o de la vieja casa. El objeto podía reflejar sus imágenes. Pero había más, en cierto momento los había mirado, sentido, desde la perspectiva de Adalomonte. Para entonces el guerrero había hecho su elección, después de años y años, si no siglos, había encontrado el cuerpo correcto, el alquimista tenía razón. Qué inmensa fortuna