Un carruaje sin caballos en RadigastVigésima Era después de la Guerra Sangrienta, Radigast
Los robles centenarios, golpeaban las persianas de las ventanas. El viento soplaba con fuerza sobre la ciudad de Radigast. El aire frío y violento parecía querer llevarse toda la desesperación que había afectado al pueblo tras el ataque a la academia.
El emperador Adon Vesto estaba ocupado estudiando mapas y un plan defensivo, rodeado de guardias reales. Soldados protegidos por brillantes armaduras y espadas tan brillantes como la plata, cubiertas por largos mantos blancos con bordados de oro. Todo bajo una gran ventana, a través de la cual la cálida luz del sol de invierno iluminaba la habitación.
El rey era un hombre altivo con profundos ojos celestiales y largo cabello rubio peinado hacia atrás
