Un paso tras otro, solo eso podía hacer. Estaba muy cansado, los compromisos no se acababan y arreglar los desastres de Judas me salió mucho más difícil que haberle puesto un alto a tiempo. Habían pasado veinticuatro horas en las que mis ojos no se cerraban por más de dos segundos y mientras el cansancio y el sueño tocaban a mi puerta, aún tenía una cosa qué hacer este día o lo que quedaba de él, pues ya esta noche no era tan joven. Llevaba toda la semana llamándome, cuando me viera…se iba a enojar mucho o puede que solo sienta alivio de verme. Cuando detuve el coche frente a su casa, los hombres me abrieron la puerta, pero mi cabeza se quedó recostada al volante, necesitaba un descanso, aunque cuando lo hiciera, serían horas y horas en la cama. Mañana era la cita, hubiera faltado a