Tenerla aquí en mi casa era muy extraño, nunca había traído a una mujer a dormir. Nunca había traído a nadie a dormir aquí. Se acomodó en su habitación y luego se ofreció a hacer la cena, por más que me negué, pues ella era una invitada, Danais insistió. La casa olía a comida casera, algo que nunca había pasado aquí, yo de cocinar no sabía nada. —Parece que se te da bien.—dije acompañándola en la cocina. Ella había preguntado si teníamos alcohol y ya llevábamos varios tragos antes de la cena. —Sí. Cocino desde muy joven. —¿Desde los dieciséis? —Desde los once más o menos. Luego de que mi madre murió, mi padre me llevó a vivir con una tía, pero papá se casó otra vez y al su mujer abandonarlo, yo tenía que comer, así que comencé a cocinar, antes de darme cuenta era la encargada de la