Sin tener idea de lo que le estaba ocurriendo a su hermano en el salón de música, Karl estaba muy enfocado limpiando esos grandes ventanales de vidrio, aprovechando para ver el paisaje que se reflejaba desde el otro lado de la ventana. El jardín que Karl veía era hermoso, pero no tanto como ese cielo tan azul sin una sola nube en el firmamento. Con ver ese clima tan perfecto era suficiente para alegrar a cualquiera, pensaba el rubio que no estaba seguro como podría cumplir la misión que lo sacó de prisión y le permitió presenciar el panorama que veía desde esa ventana que limpiaba. «Si los mato a todos moriré, y si intento matarlos también moriré, incluso podría arrastrar a mi hermano a ese mismo destino… ¿Qué puedo hacer? No se si huir sea una opción, tengo que arrancarme esa marca, es l