Las manos le sudaban, y la frente también, sin embargo, el sudor de su frente podía pasar por el clima soleado de ese día. La verdad era que Noah estaba muy nervioso, los latidos de su corazón estaban muy acelerados y el nudo en su estomago era desagradable, pero pese a todo él tragó profundo, y sin mirar a Leif o a Brenda, el joven continuó diciendo: —Tengo que decirle algo muy importante, lord Levi… —dice el rubio viendo como lord Levi lo observaba con una evidente expresión de confusión. —¿Qué es eso importante que deseas hablar? —cuestiona el pelinegro con aires fastidiados. Noah mira de reojos a Leif y Brenda que estaban muy atentos escuchando todo. «No va a atreverse…» piensa Leif porque él asumía que Noah estaba a punto de confesarle sus sentimientos al padre de Brenda «hasta c