—Uno de esos debió ser quien embrujó a Karl… o quizás los tres —se dice Noah para sí mismo corriendo al epicentro de esa pelea golpeando a varios que se acercaban a él y cogiendo una espada de los que ya habían perecido. Se trataba de un noble porque su ropa colorida y bien cuidada lo dejaba en claro. Noah cogió esa espada, era de buena calidad y con su nueva arma la usó para abrirse camino, puesto que esos tres vampiros estaban custodiados por cuatro alfas que vinieron con ellos. Parecían cuatro pilares protegiendo a esos demonios como unos muertos vivientes, quizás estaban bajo algún hechizo, pensó Noah que mientras corría hacia ellos logró esquivar a un lord vampiro que se lanzó sobre él diciendo: —¿Tu no eres el esclavo de Hunt?... —dice mirándolo de pies a cabeza. —Soy su hermano…