CAPÍTULO OCHO Thorgrin tiró por última vez de la cuerda de oro, con las manos temblorosas y con Angel a su espalda, nientras el sudor le caía por la cara y, finalmente, llegó hasta arriba del acantilado, mientras sus rodillas tocaban tierra y él recuperaba la respiración. Se giró para mirar hacia atrás y vio, cientos de metros hacia abajo, los empinados acantilados, las olas del mar rompiendo, su barco en la playa, que se veía muy pequeño, y se sorprendió de lo mucho que habían escalado. Oyó gemidos a su alrededor y, al darse la vuelta, vio a Reece y Selese, Elden e Indra, O’Connor y Matus llegando a la cima, todos ellos subiendo hasta la Isla de la Luz. Thor estaba arrodillado, sus músculos agotados, y observó la Isla de la Luz que se extendía ante él y su corazón dio un vuelco al tener