CAPÍTULO DIECIOCHO Loti se despertó por el sonido de metal al golpear, pegó un saltó y miró a su alrededor, preguntándose dónde estaba. Tenía la garganta seca y a sus ojos les costó mucho adaptarse a la débil luz mientras intentaba sacudirse los sueños de la mente. Había estado soñando con un viaje interminable, que llevaba un carruaje fuera de la faz de la tierra, que caía por unos acantilados e iba a parar a algún lugar del océano. Loti despertó en guardia, mirando a su alrededor, intentando recordar. Era agobiante estar allí, costaba respirar, el polvo se arremolinaba en el aire y, al mirar a su alrededor, vio que estaba encerrada en barras de hierro. Estaba en una jaula, tan bajita que cuando intentaba ponerse de pie se golpeaba la cabeza e inmediatamente volvía a caer de rodillas. M