CAPÍTULO DOCE Erec estaba en la popa de su barco, que ocupaba la parte posterior de su flota, mientras todos continuaban navegando río arriba y echó un vistazó detrás de ellos, río abajo, observando el tortuoso río en busca de cualquier señal del Imperio. En el horizonte, todavía podía ver la silueta borrosa de humo n***o de dónde habían creado un asedio y habían prendido fuego a los barcos y, a juzgar por el humo, todavía estaba quemando con intensidad. Dado lo apretados que estaban aquellos barcos en un área tan estrecha –y dado que el fuego los mantenía a raya- Erec tenía la confianza que el Imperio no podría atravesarlo rápidamente. Erec imaginaba que tendrían que recurrir a cuerdas y garfios para retirar los escombros. Sería un proceso lento y tedioso. A Erec y a su flota les había t