Han pasado unos días desde mi colapso y no he visto a Thedore desde entonces. Estoy dolida porque termino llorando cada vez que nos vemos. Pero también lo extraño. El vínculo de pareja de lobos no está ayudando porque mientras trato de evitarlo, el vínculo me hace querer estar con él. Estoy en la cocina preparando el desayuno cuando entra Ana. —Buenos días, Luna—dice, tomando asiento en uno de los taburetes de la cocina. —No soy tu Luna. Pero buenos días para ti también —digo con una suave sonrisa. Estoy alegre de que esté aquí después de la forma en que Nate la echó. Me preocupaba que ya no quisiera pasar más tiempo conmigo. —¿Cómo te sientes hoy? —pregunta Ana mientras le sirvo un plato de huevos revueltos. Si está aquí durante la hora del desayuno, eso significa que no ha comido. —