Deja de pensar en eso, Liz. No tienes nada de qué preocuparte. Ahora, ¿por qué viniste a buscarme? pregunta, y me toma un minuto recordar por qué. —Esperaba poder tomar prestado tu teléfono. Necesito llamar a mi mamá—digo, recordando la razón por la que vine a buscarla. —Oh, no hay problema—dice, entregándome su teléfono de su bolsillo trasero. Me sorprende que me lo haya dado sin dudarlo. Pensé que me preguntaría por qué acudí a ella y no al Alfa. Me preocupaba qué les hubiera dicho a todos que no me dieran acceso a sus teléfonos. Supongo que no es tan brillante como pensaba. Si quisiera aislarme de mi antigua manada, les habría dicho a todos que no me dieran un teléfono. —Gracias—le digo, tomándolo y marcando rápidamente el número de mamá. Suena durante unos segundos antes de que ell