Narra Faith: Siento como si estuviera en una montaña rusa, en la que los giros, subidas y bajadas me tienen sin aire y con el corazón a mil por hora. Hace unas horas yo estaba dispuesta a dar por terminada la relación entre mi cliente y yo, contando que este se casaría y terminaría viviendo su vida con Lucy. Hasta me había programado mentalmente para salir con Ray mañana mismo para rehacer mi vida. Sin embargo, aquí estoy, subida en el auto de mi recién adquirido esposo, todavía vestida de novia, sin tener ni la más remota idea de hacia dónde nos dirigimos y con un temor enorme de preguntar. No soy ninguna ilusa, a pesar de lo que mi tonto corazón pudiera decirme: Edward no está enamorado de mí. No me conoce, no sabe mis gustos, ni mis debilidades, es más, quizás ni quiera conocerlas.