Narra Edward: Es increíble como una persona a la que a penas conozco puede provocar un reguero de emociones tan nuevas, tan fuertes en mí. Siento como un escalofrío se apodera de mi columna vertebral tan pronto esa boca cálida y dulce se choca con la mía. El beso, que bien podría describirse como el estallido de un glorioso sabor dulce en mi boca, ha sido totalmente diferente a lo que he sentido antes. Al principio, ha habido algo de timidez por parte de los dos, pero tan pronto nuestras lenguas se han rozado, siento unas terribles ganas de profundizar. Cierro los ojos y la aprieto contra mí, mi mano descansa sobre la base de su espalda y sus brazos se cuelgan de mi cuello. Para mi sorpresa, la señorita Stone, ahora señora Warren, no tiene ni un ápice de timidez a la hora del beso, lo qu