Desde que la detective me llamó anoche, he quedado en un nivel de emoción indescriptible. Finalmente hay un rayo de luz en esta horrible oscuridad en la que estoy sumergido desde hace días. Quise ir directamente a la comisaría tan pronto recibí su llamada, pero ella me lo impidió y dijo que mejor fuera en la mañana a primera hora y eso he hecho, obedientemente. Llego al lugar antes de las ocho de la mañana, no porque me importe llegar tarde a mi trabajo, cosa que se ha vuelto costumbre esta semana, sino porque la intriga de saber qué ha descubierto, me ha impedido dormir más después de la cinco de la mañana. Al despertar, he ido al gimnasio, luego me preparé el desayuno, y tras darme una ducha, me he dirigido directamente para acá. La oficina está tranquila, con pocas personas,