–¡Derek! – ella grita mi nombre aun cuando la estoy viendo fijamente a los ojos. Se acerca hasta mi mesa para saludarme, yo me pongo de pie y para mi sorpresa, me abraza con cariño. La manera en que me saluda es reconfortante. Me da mucha paz saber que ella no me culpa por la tragedia, y si lo hace, no quita que me trate con decencia. –Señora Shein, qué placer es verla de nuevo – la saludo un poco apenado. Ha pasado mucho desde que la vi y que ella sea capaz de tratarme con cariño, es algo que no termino de entender, y por lo visto los demás también. A diferencia de su esposo, Esther se comporta de la misma manera que lo hizo cuando me recibió a su casa hace unas semanas. –Lo mismo digo, querido. ¿Qué te trae por aquí? – me mira expectante y leo la tristeza en sus ojos,