Capítulo 5: Hazla pasar.

1273 Words
Capítulo 5: Hazla pasar. El lugar era muy lindo por dentro, ella no estaba en casa, ¿A dónde iría mi bocadillo? Me senté en el sofá a esperar a que mi deliciosa comida llegará a casa. Después de esperar por algunas horas, la puerta principales abrió y ella venía con su teléfono en la oreja. “No lo puedo creer, no puede ser que él haya desaparecido” seguro habla de mí. “Si muy bien, si llego a saber de él se los informaré” o deliciosa, no tendrás tiempo de informar nada. Escuché que hubo un gran silencio y me di cuenta de que la llamada había terminado. Acaricié el lomo de Deisy mi nueva perra y ella se puso en cuatro patas cuando vimos entrar a la Doctora. “Doctora, hola” dije aún sentado en el sofá, mis piernas estaban cruzadas mientras mi mano estaba en alto mientras Deisy no paraba de gruñir. “¿Damián? ¿Qué haces aquí?” Ella dio unos pasos hacia atrás, mientras Deisy caminaba lentamente hacia ella. “Damián déjame ayudarte” pronunció con una sonrisa forzada, pero lo que me encantaba más era el temor de su mirada. Me puse en pie y caminé pasando a un lado de la perra y después me pare frente a ella. “Te ves apetecible” pronuncié mientras agarraba con mi mano un mechón de su cabello ¿Cómo debería de comerte, en Sushi o en un delicioso asado?” Dió unos pasos hacia atrás y planeaba salir corriendo, pero Deisy ya se encontraba gruñendo. La tomé del cabello y la arrojé al suelo, me subí arriba de ella y presione sus manos sobre su cabeza. “Responde mi pregunta ¿Cómo quieres alimentarme?” Pregunté y ella volteó a todos lados. “Ellos vendrán y te llevarán de regreso” sonreí de lado. “Si ellos me llevarán, pero doctora ya no te encontrarán, bueno, más bien ya estarás dentro de mí, justo en mi estómago” Ella comenzó a gritar sin parar. “Eras tú quien pedía que me dieran electrochoques, esa es la razón por la cual he decidido convertirte en mi alimento” Me puse en pie y ella trató de escapar, pero Deisy se le echó encima. “No te muevas, o no serás mi cena, sino la de mi linda perra” caminé a la cocina, busque un enorme cuchillo para cortar carne y una soga. “¡NO POR FAVOR NO LO HAGAS!”, gritó ella mientras ya me había cansado de escucharla, la amordace, algunas lágrimas salían de sus ojos, pero eso no me detuvo, con fuerza le corté un brazo. Se lo arrojé a Deisy quien lo cacho en el aire. Ella comenzó a devorarla mientras la sangre del brazo desciende por su hocico. Ella no paraba de llorar mientras el cuchillo se impacta una y otra vez en su cuerpo, cortándola en un millón de pedacitos. Al fin comeré algo delicioso. Deisy terminó con el brazo y le arrojo otro pedazo de la doctorcita. Prepare una sartén y comencé a cocinarla en asado con verduras, después me senté en la mesa, estaba demasiado delicioso que no podía parar de comer, devore la mayoría de su carne con el paso de los días, los demás restos solo los arrojé a la basura. Hasta que el teléfono de su casa sonó. Dejé que entrara al buzón. ‘Raquel, no puede ser que no hayas ido a recoger a nuestra hija, ella irá a buscarte, espero y no estés tan enfocada en tu maldito trabajo y puedas prestarle un poco de atención. ¡MALDITA SEA RAQUEL!, deja de estar tanto en tu trabajo, si quieres recuperar la custodia, maldita viciosa’ él colgó la llamada. ‘¿Una hija? ¿Más comida?’ En el informe que leí no decía que ella tenía una hija. Solo decía que ella había pasado por un fracaso matrimonial. Unas horas después, miré como la chapa de la puerta se comenzó a mover, Deisy se puso en guardia. “Tranquila, pequeña” dije y ella comenzó a mover la cola, posicionándose detrás de mí. Esperaba ver a una joven aterrada al ver la desagradable alfombra roja, o una niña del brazo de su padre, pero no pasó nada de eso, solo vi a una joven como de 15 o 16 años entrar con un bastón de guía para ciegos. “Madre, ya llegué” dijo ella mientras palmeaba las paredes de la casa, pero tropezó con algunos huesos que Deisy dejó en el suelo. Ella estaba por caer sobre la alfombra y manchar ese lindo vestido color esmeralda, pero mis pies se movieron por sí solos y la tomé antes de que cayera al suelo. “¿Quién eres?” Preguntó mientras la atraje a mi pecho. “Debes tener cuidado, solo soy un amigo de tu madre” dije ayudándola a caminar al sofá, la senté en él. “Un alimento demasiado fácil de devorar” pensé. “¿Dónde está mi madre?” Preguntó “¿Por qué este lugar huele tan mal?”Esta pequeña hace demasiadas preguntas. “No pude limpiar, ¿Sabrás mejor que tu madre?” Le pregunté. “¿Qué dice?” En su rostro no había temor, sino que ella estiró sus manos hacia mi rostro y yo retrocedí. “¿Qué demonios haces? Mate a tu madre y me la comí, ¿y solo quieres tocarme?” Ella no dijo nada. “Solo quiero saber por qué en su voz hay tanto dolor” la escuché. “¿Dolor?” Pregunte y ella sonrió y después una lágrima descendió de su mejilla. “¿Eres el que dicen que escapó del psiquiátrico?” No respondí. Ella se pone en pie y comenzó a quitarse la ropa, “hazlo, me convertiré en tu alimento” Me quedé viendo su cuerpo, no de forma morbosa, sino que mi vista se perdió en esas innumerables marcas, parecían hechas con púas, mi hambre desapareció en ese instante. Recogí el vestido del suelo y me quité mi gabardina, la cubrí con ella y ella me abrazó. “Por favor acaba con mi dolor y hazme desaparecer” hablo mientras el bastón cayó al suelo ocasionando un gran ruido. “Deja de llorar, me estás ensuciando mi ropa” sonrió. “Me iré niña” la solté. “Deisy, vámonos” le entregué el vestido y salí de esa casa, no puedo comerme a alguien que está igual o más destruida que yo… Solo me provocan dolor de estómago. *Años después* Han pasado algunos años, con el tiempo dejaron de buscarme, mi apariencia se volvió más fuerte y poderosa, ya no soy un idiota que se devora a quien sea, tengo 25 años y ahora soy psicólogo en un gran consultorio, he tenido muchas propuestas de trabajo, pero no quiero un gran perfil. Lo de siempre, como siempre escuchar estúpidas amas de casa que se quejaban de sus esposos, y niños pubertos que se creen la gran mierda. “Joven, su paciente de las 3 ha llegado” dijo mi secretaria mientras se acercaba a mí. “Hazla pasar” dije mientras mordía mi manzana roja “Sí” Me senté en mi escritorio y terminé de comer mi deliciosa manzana hasta que la vi entrar. “Dr. Ella es mi hija Rachel” dijo el hombre y me quedé viendo a la joven frente a mí que mantenía su mirada agachada y como no reconocerla, aunque quizá esté un poco equivocado, pero esos ojos sin expresión la delataban.
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