"Si..." la encaré.
"Quiero que veas cómo me la estás poniendo solo imaginándote sin nada." Llevé su mano a mi entrepie*rna, retiré la mía, pero la suya seguía en ese mismo lugar.
"Si no vas a hacer nada para que baje más, te vale que quites tu maldita mano de mí" dije.
"No es culpa mía que te excexc+it**es solamente al verme. Yo no te veo y ya me pones así". Ella tomó mi mano y la llevó debajo de mi camisa, la cual me llevó a su intimidad, que estaba muy mo*jadA en este momento.
"Quien debería hacer algo al respecto eres tú, porque es como dinamita y ya encendiste la mecha. Esto pronto hará explosión", dijo con la expresión más exquisita que he visto en mi vida.
"Me jodes la existencia, Rachel Santillán".
"Jódeme otra cosa, Damián", dijo ella, pasando sus brazos por mis hombros. Su c
