Mierda. Fue lo único que pensé en cuanto lo vi. Sabía perfectamente quién era ese hombre, gracias a los expedientes que mi madre había dejado antes de morir. —El detective Simon Taylor está aquí porque…—comenzó a decir el director, pero el tono autoritario del detective lo interrumpió. —Vamos al grano —dijo él, con voz firme—. Estoy aquí porque me informaron sobre la desaparición de uno de tus compañeros. Eres una de las sospechosas, ya que fuiste la última en tener contacto con él. Su nombre era Hugo, y estaré muy cerca de ti hasta resolver esto. Su voz rasgaba el aire como un cuchillo, pero yo no iba a dejar que me intimidara. —¿Vas a estar como Deysi, oliéndome el trasero, detective? —pregunté, con una media sonrisa burlona, mientras acariciaba la cabeza de mi fiel perra. Su prese