¿Mi padre le habrá mencionado algo de Damián? —Mi terapeuta es un anciano que apenas puede levantar el meñique. Tiene el cabello blanco como la nieve, y los dientes se le están cayendo, por eso usa dentadura postiza. Pobre tipo, me da lástima —comenté con ironía, inclinándome hacia adelante en el asiento mientras movía las manos, buscando la dirección de su voz. —Ni siquiera lo ves, Rachel. ¿Cómo sabes cómo es físicamente? —replicó con un tono de escepticismo. —El rico siempre humillando al pobre —respondí, llevándome las manos a la frente de manera dramática, aunque calculando bien mis movimientos para no golpear nada. Una risa corta salió de sus labios, casi inaudible. Me sorprendí y sonreí de lado. —Lo hice reír. —Ya vete. Su tono volvió a ser distante, aunque sabía que, en el f