★ Damián. No sé en qué momento tomé la estúpida decisión de llevarla a mi casa. Mi mente hierve de frustración. Ella solo será un estorbo. ¿Desde cuándo me he convertido en niñero? Estoy fastidiado. El doctor entra unos minutos después, su rostro es neutral, pero sus palabras parecen sentenciar el día. —Como lo esperaba, la daré de alta hoy mismo. Solo necesita reposo y le he recetado antibióticos —dice con frialdad. Mi mirada se posa sobre su rostro mientras duerme. Sus expresiones no son de paz, no, en su cara hay una sombra de angustia. Se queja, su cuerpo se retuerce de un lado a otro. Es como si estuviera atrapada en una pesadilla de la que no puede escapar. —Damián —susurra entre sus quejas, apenas audible. Un escalofrío recorre mi espalda. ¿Por qué me llama en sus sueños? Si