Salgo de su auto con una sonrisa panorámica, camino a la entrada con toda la actitud de mi convencimiento personal para entablar una conversación madura con el hombre que amo. Pero cuando estoy a punto de entrar por la puerta decido dar media vuelta y caminar por donde me trajo chencha. Estoy nerviosa y no quiero que Damián piense que estoy jugando, pero solo doy unos pasos, es más ni rápido iba cuando mi tobillo se dobla por sí solo, diablos mi cuerpo se vuelve idiota cuando se trata de enfrentar a Damián. Estaba por caer al suelo a retorcerme del dolor, pero él me sostuvo, su maldito aroma enciende todas mis alertas, la piel me vibra y estoy lista para emitir las palabras más maduras del mundo. “Me lele mi tobillo” dije conteniendo mi lengua cuando él se rio en mi cara. “No te li