—Director Robert Beck Wakefield. Llevamos mucho tiempo siendo socios y colegas. ¿Como puede traer a alguien para que trabaje conmigo? sin avisarme previamente, y no obstante ¿debo compartir mi escritorio con él? ¡Que rayos! Es inaceptable, y necesito que le asigne un escritorio a él, a parte. No lo quiero encima de mí. Es molesto trabajar con alguien así para mí. —Refutó dando énfasis en cada palabra y mirándole fijamente. Luego de unos segundos giro levemente su cabeza hacia un lado esperando su respuesta.
—De acuerdo.
Fue lo que respondió el Director.
—¿De acuerdo? ¿Solo dirá "de acuerdo"?
—Ya mandaré a que le asignen un escritorio de manera cómoda y que no haya más complicaciones ¿satisfecha?
Ella se cruzó de brazos. —No, pero es más tolerable. Iré nuevamente a empezar a trabajar.
«Es increíble, a estas alturas tener que trabajar con alguien que ni conozco, siempre odié esto... ¡Jah! Irónico.»
Apenas entró nuevamente a su oficina y ver que Chad estaba sentado en su escritorio, se indignó que quedó boquiabierta sin poder decir nada. Hasta que se acercó solo un poco manteniendo distancia.
—¿Se puede saber qué hace sentado en mi escritorio?
—Creo que bien se dijo que aquí vamos a trabajar. —Chad empezó a ser más cortante.
—Pues déjeme informarle que ya tendrá su propio escritorio, ahora si me permite volver a mi lugar de trabajo...
Es que parecía que ambos hacían chispa y corto circuito, pero de choque de carácter.
Chad no quería seguir con el dilema y se dispuso a tragarse las palabras de Charlotte, levantándose se salió de la oficina, su aura parecía ahora arruinada por una señorita bastante delicada y obstinada.
—¡Es que no entiendo cómo se te ocurre ponerme a trabajar con esa obstinada y amargada loca, que hace tremendo escándalo por un simple escritorio! —Se quejaba Chad delante de Robert.
—Chad, ella es la mejor abogada reconocida y necesito su ayuda antes que se vaya. Sólo se paciente, será temporal.
Robert se veía cansado del asunto, pero decidió relajarse y tomarse su café de la mañana.
—Ya mandé a preparar tu escritorio, esa oficina es muy grande así que ambos estarán cómodos. Traten de convivir y hacer un excelente equipo.
—Será más difícil de lo que pensé, Robert. Es insoportable.
—Ustedes dos me van a volver loco. Y eso que apenas están conociéndose. —Murmuro dando un sorbo de café. Le hizo seña a Chad para que le bajara a su intensidad. — Ya relájate.
Chad salió a tomar agua y dos abogadas que allí estaban comenzaron a sacarle plática, no dudaban en hacerse conocer ante la presencia del nuevo abogado guapo que había entrado al bufete.
—Oigan, con respecto a la abogada Wilkinson. ¿Cómo es ella? ¿Cómo se la lleva con ustedes?
Ambas se miraron y arrugaron el entrecejo en muestra de desaprobación total.
—Ella siempre quiere que todo se haga a su manera y se molesta si no es así. Es muy correcta, y arrogante. Suele rechazar nuestras invitaciones a comer y... Tiene un apodo.
Chad arqueo sus cejas escuchando atentamente. —¿Un apodo?
Ellas asistieron. —La llamamos señorita rechazo.
El sonrió confundido. —¿Por qué?
—Tiene la fama de haber rechazado a muchos hombres que han intentado salir con ella, incluso el abogado Jules quien siempre le insiste, pero es lo mismo todo el tiempo. Se rumorea que tiene una lista de hombres rechazados, debe ir por el número cien...
—Vaya, vaya. Es mucho más de lo creí.
—Por cierto, odia que la llamen Charly, jamás hagas eso si no quieres que te condene. —Agregó uno de las abogadas mientras le sonreía de manera coqueta a Chad.
Chad salió lleno de sorpresa hacia la oficina de aquella a la que llamaban "Señorita Rechazo". Le causó bastante curiosidad y asombro todo lo que había visto y oído de ella.
—Ahí está listo, tiene buena luz y bonita vista. Una plantita artificial y el escritorio esperando por usted. —Comentó señalándole con la mano, muy sonriente, Charlotte.
—Bonita planta artificial, señorita Charlotte. —Luego agregó con un tono suave— Aunque creo que deberíamos hablar primero. Si vamos a trabajar juntos deberíamos conocernos más ¿no cree?
Charlotte comenzó a reírse y levantó su mirada para así responder... —Mi nombre es Charlotte Wilkinson, tengo veintinueve años de edad, soy la mejor abogada de esta firma y de muchas de la ciudad. Soy exigente, delicada con mis cosas y muy independiente. No tengo pareja, no tengo hijos, no tengo vicios más que entrenar y ver telenovelas coreanas. ¿Satisfecho con esta información?
El levantó una ceja muy sorprendido. —¿Por qué te llaman "Señorita Rechazo"?
Sabía que eso sería indagar más, y obviamente quería ver su reacción y escuchar que iba a decir.
Aquella pregunta llena de sorpresa a Charlotte.
—Ya se está poniendo al día en todo ¿no? Y preferiría que nos hablemos formalmente.
—¿Formalmente? Cuando solo nos llevamos cuatro años de diferencia. Somos contemporáneos, señorita Charlotte o debería de decir ¿señorita rechazo? —El comenzó a acomodar su maletín y sacar las cosas.
Ella sonrió levemente pensando que Chad estaba tratando de saber más de ella y eso le levantaba sospechas de que no tardaría en invitarla a salir.
—¿Acaso está coqueteando conmigo, señor Chad? Porque le advierto que eso... —Comentó sintiéndose más grande.
—Oh no, creo que me malinterpretaste. No confundas mi amabilidad con coqueteo, Charlotte.
Justo en el blanco para hacer que la señorita se molestase y quedara en el aire.
—Sea como sea, no quiero que nada raro pase y solo que trabajemos ¿okay?
La tensión en Charlotte era evidente, aunque aparentaba estar despreocupada, mientras el estaba disfrutando de sacarle de quicio.
Ella decidió ignorar todo y explicarle como eran las cosas en la firma de abogados y en que se iban a enfocar en trabajar. La verdad es que Chad se comportó como todo el profesional que es, eso le agradó a Charlotte, pero no tardó mucho para que las cosas empezarán a cambiar y era lo que ella más temía.
—¿Qué buscas? —preguntó Chad notando a Charlotte que buscaba algo con intensidad.
—La carpeta que tiene las iniciales... —Cuando volteó a ver a Chad, quien sostenía la carpeta en la mano se llevó una mano a la cabeza. — ¿Qué hace con mi carpeta?
—Estaba buscando más información. Si vamos a trabajar juntos ambos debemos...
Ella sacudió la cabeza. —Mejor será que usted trabaje por su cuenta y yo por la mía ¿de acuerdo?
Pensaba ella que mejor sería poner los puntos sobre la mesa, o esto se saldría de control. El puesto número uno de la mejor abogada no iba a cambiar, era ella y así se quedaría.
Chad se dio cuenta de lo celosa que es era ella para su trabajo y sus cosas, sin embargo, decidió mantenerse tranquilo y luego en el descanso Jules se le acercó junto con otros de sus compañeros.
—¡Hola, Chad! Bienvenido a la firma Thompson Law, aquí somos todos amigos. —Decía con una gran sonrisa y travesía. — Mi nombre es Jules Tyson, deberías seguirme en i********:, doy tips de leyes y cositas así...
Él se sonrió. —Gracias, Jules.
—¿Ya conociste a Charlotte? —Preguntó con una mirada perspicaz.
—Si, voy a trabajar con ella.
—Es todo un personaje ¿no? Me ha rechazado unas treinta veces... Creo. No sé porque es tan difícil. Bueh, es la señorita rechazo.
Luego de haber comido y conversado por un buen rato juntos, se hicieron amigos muy rápido. A Chad le agrado la loca personalidad de Jules y a Jules la astucia y estilo de Chad.
—Amigo ¿y a ti que te parece ella?
—¿Charlotte? —preguntó Chad para confirmar. Y Jules asintió. — Cuando la vi realmente me dejó impresionado, admito que es muy hermosa, elegante y refinada. Una verdadera mujer, aunque... Cuando empezamos a convivir pensé en decirle al Director Robert que no iba a seguir. Hacemos mucho corto circuito, le caigo mal, lo se. Y ella a mi.
Jules empezó a reírse de una manera fuerte, como si estuviese oyendo un chiste.
—Amigo Chad, ella es así, es indomable. Pero creo que tú tienes un aura tan fuerte como el de ella, y tengo una idea... —Con esa sonrisa traviesa, el inventador de Jules comenzó a darle ideas a Chad.
Le decía que él podía ser el mejor abogado y superarla, eso lastimaría su orgullo, pero de manera que no fuese tan obvia si no como si trabajara normal, sin competir (aparentemente) además que intentaría conquistarla para ver si era capaz de ser el primer hombre en no ser rechazado.
—Tú quieres ver al mundo arder, Jules. Estás loco.
—¡No! Piénsalo, ¿piensas que ella podría rechazarte?
—A mí nadie me ha rechazado nunca. —Dijo con satisfacción.
—Por eso te digo, si eres capaz de ser ese hombre en acabar con su lista de hombres rechazados... Yo mismo te alabare y te daré un premio.
Este le instaba a que fuese capaz y Chad, viéndose retado quedo pensativo sin dar una respuesta, al final era el primer día y pensaba que le había tomado por sorpresa a Charlotte lo que la había hecho molestar, probablemente solo sea un mal día... mañana todo estaría mejor o con más calma, al menos eso pensaba.
Volviendo a sus puestos de trabajo, el silencio reinaba en la Oficina de Charlotte y ahora de Chad. Quien la veía de reojo para analizarla y tratar de conocerla un poco.
Aburrido del silencio se dispuso a poner música, y empezó a leer unos documentos de manera serena.
—Esa música me molesta. ¿Podría usar auriculares? Gracias. —Añadió con un tono fuerte y dándole una mirada de águila.
—¿Sabías que la música ayuda a concentrarse mejor? No puedo trabajar en tanto silencio, me ahoga. —Repuso sonriente.
—Pero yo trabajo mejor en silencio. No hablemos más y use los auriculares. —Señalo para concluir.
Y así fue, Chad se puso lo auriculares, pero, entonces empezó a tararear la canción y eso irritaba a Charlotte.
«Me saqué la lotería con este tipo insoportable»
Mientras que Chad «No creo que pueda soportarla si sigue así...».