—¡Buenos días, mi guapa y querida Charlotte! ¿Cómo amaneciste?
El señor Robert, director del bufete, entró saludando con mucho entusiasmo mientras él mismo se sentaba en el sofá grande, de piernas cruzadas.
—Buenos días, Robert. ¿Por qué te siento más entusiasmado que de costumbre?
Charlotte intuía alguna noticia que estaría por darle el señor Robert, quien siempre llegaba entusiasmado y tratando de disimularlo, aunque en eso no le iba tan bien, era pésimo disimulando, para darle alguna buena o entusiasta noticia, aunque no siempre eran buenas para todos.
—Porque hoy, mi querida, hoy es el día.
—¿El día de qué? —Respondió Charlotte con desconcierto y algo de fastidio.
—Viene un súper compañero para ti. Le estuve rogan... —tosió, falsamente, era tan obvio— Le estuve ofreciendo la invitación de venir al bufete cuando gustase. La verdad él estaba tan feliz y no dudó en aceptar mi invitación. Se llama Chad M. Weatherly, es uno de los mejores abogados del Norte y obviamente será tu compañero para así...
Ella no lo dejó terminar. —Señor Robert ¿mi compañero? —Soltó boquiabierta y muy desagradada.
—No me gusta que me llames señor Robert, lo sabes...
Charlotte le dió una mirada fría esperando una explicación.
—¿Por qué no me avisó antes? Sabe que soy la mejor aquí ¿por qué necesita a alguien más? ¿Acaso es tan ambicioso o piensa despedirme? —Su tono fue áspero y directo, como ella siempre hablaba, sin miedo a nada.
—¡No me hables de manera formal! ¡Y no! —exclamó levantándose del sofá— no voy a despedirte, pero sé que pronto te irás ¿crees que no me doy cuenta? Me habías dicho que aún no te irías, pero... —empezó a llorar dramática y falsamente— he visto que has estado trabajando para tener tu propio bufete en Nueva Jersey. Se que te lo mereces, pero, mi sueño antes de morir es poder llevar este bufete al puesto número uno entre los mejores de la ciudad, se lo prometí a mi madre y, con ayuda tuya y de Chad sé que lo conseguiré...
—Okay, Robert, pero...
—No, solo pido que me des unos meses más, solo unos pocos para ganar el posicionamiento en el ranking. —Hizo esa mirada de cachorro implorando piedad.
Charlotte estaba entre la espada y la pared, se sintió presionada así que no tuvo más opción que decirle... —Por supuesto que no.
—¿¡Que!? Charlotte... Solo unos meses, y prometo compensarte bi...
—¡No quiero estar trabajando junto a ese tal Chad! Sabe cómo soy y no me gusta tener hombres estúpidos molestándome.
El señor Robert se llevó las manos a los bolsillos mientras caminaba hasta al frente del escritorio de Charlotte.
—Chad es excepcional, y sabes que no miento cuando califico a alguien —afirmó con seriedad—. Trabajarás con él para resolver los mejores y más altos casos para llevar la firma al puesto número uno y punto.
El señor Robert concluyó y se dió la vuelta para retirarse, dejando anonadada a Charlotte. Antes de cerrar la puerta agregó, por último:
—Ah y Chad vendrá dentro de unos minutos, compartirán oficina.
—¡Pero, qué demonios! —Exclamó Charlotte levantándose bruscamente, pero este cerró y se fue inmediatamente—. ¡Lo que faltaba! tendré que compartir mi oficina con un... ¡quién sabe cómo sea! —dando una una fuerte palmada al escritorio para desquitarse.
Luego de haberse decidido en calmarse, respirar y tomar agua, comenzó a poner sobre su escritorio las carpetas en el orden en el que iba a ir trabajando.
«Caso Chesterfield, Caso niños Johnson, este para después...»
Concentrada y decidida a no amargarse su vida por las decisiones poco relevantes de otros, comenzó a trabajar.
—Karoline, tráeme los documentos y datos del caso de los Chesterfield, por favor. —Ordenó a través del teléfono a la secretaria.
Investigando desde su ordenador, un mensaje distrae su atención por lo repentino, que al abrirlo para ver de qué se trataba...
—Otro más... Pero, qué molesto. —Se dijo así misma viendo que quien le había escrito era Joseph, un viejo compañero de la universidad.
"Hola, Charlotte ¿estarás ocupada hoy en la tarde? Porque me gustaría invitarte a salir hoy al café Madero's, preparan unos frappuccinos deliciosos y así salimos de la rutina [emoticon de guiño] que dices....?"
Charlotte se queda leyendo el mensaje como si nada le hubiese producido más que fastidio.
—Digo que ya he ido a ese café y que "Qué dices" Lleva tilde en la "e" si es una pregunta, además que los puntos suspensivos son sólo tres. Aprende a escribir primero, Joseph Green. Ten un buen día.
Iba leyendo mientras iba escribiendo su respuesta con una ceja levantada, esperando que aquel chico no la molestase más, porque ¿Qué rayos se creen? ¿Acaso una mujer guapa no puede estar soltera por gusto? Charlotte no entendía ni un poco por qué todos deseaban amarrarla en una relación. Pero, es que este mundo esta regido por muchos estilos de vida que no quieren decir que sean el correcto o establecido. Si una mujer quiere estar sola a sus casi treinta años, pues déjenla, aún es joven y puede divertirse todo lo que quiera ¿por qué amargarse la vida con una pareja? No, no, y no.
«Ew.»
En ese momento, en el que veía en su escritorio una información resaltante que iba apuntando en una hoja, la puerta de la oficina se abrió dando paso al señor Robert, quien con una sonrisa y bien erguido, con el pecho sobresaliente y hombros levantados, hizo un ademán invitando a alguien a entrar.
—Adelante, querido amigo. Aquí es tu nueva oficina, claro, la compartirás con tu colega, conoce a la señorita Charlotte...
Charlotte dirigió sus ojos al hombre que acababa de entrar quien sostenía una sonrisa genuina, aparentemente alegre. Tenía ojos chispeantes, de un verde claro mezclado con un marrón casi transparente. Su altura era tan elegante e imponente, un hombre que al verlo Charlotte sin duda se sintió atraída pero la magia duró sólo unos segundos hasta que recordó que compartirían oficina, inmediatamente su semblante de haberse quedado fascinada por su atractivo y guapo colega cambió a solo detestar a ambos hombres parados frente a su escritorio.
Se quedó desconcertada por lo que había escuchado decir de Robert.
"¿Tu nueva oficina?"
—Eh, perdonen, pero, no entiendo nada... —Agregó ella, para que el señor Robert se explicará mejor.
Robert sabía que, si no se expresaba mejor y aclaraba las cosas, ella inmediatamente marcaría su territorio. Y conociéndola después de haber estado trabajando años con ella, entendió aquella mirada tenaz y fría que le dedicaba.
—Charlotte, querida. Recuerda que te había hablado del nuevo compañero que tendrías sobre... —El señor Robert trató de hacerle una mirada de "oye, no lo arruines"
—Si, lo que no me quedó claro fue eso de "su oficina" porque ambos entran así nada más, y creo que afuera dice claramente "Abogada Charlotte Wilkinson"
—Je, je, claro, claro. Un momento, Chad. —Comentó Robert y luego se acercó a Charlotte para susurrarle— No seas tan grosera y saluda a Chad.
—Solo quiero aclarar de una vez todo para no tener malos entendidos. —Dijo Charlotte en voz alta con la intención de que el nuevo abogado escuchase. Salió de su escritorio y se paró frente a Chad quien aún de más cerca era mucho más atractivo, parecía un ángel poderoso. Charlotte sacudió sus pensamientos y extendió su mano— Abogada Charlotte Wilkinson, un gusto. Espero que trabajemos bien.
Chad llevó su sonrisa hacia un lado, y sus ojos se achicaban luciendo más encantador. Desprendía un aura de coqueto bastante sensual.
—Pues, mucho gusto señorita Wilkinson, soy el Abogado Chad Weatherly, y no se preocupe, le aseguro que haremos un buen equipo.
«"Haremos un buen equipo" Si, eso espero "Chad", que nombre más ordinario...».
Charlotte desde ese momento arrancó imponiendo carácter y autoridad. No pensaba dejarse disminuir por nadie y menos por un recién llegado.
—Bien, podría disponer de aquel espacio para su escritorio. —Señaló ella con un aire sereno y casual. Volviendo a sentarse y acomodarse para seguir como si nada.
Mejor era hacerse la idea de que sólo sería un secretario y no otro abogado que intentaba ser mejor que ella.
Aquel hombre soltó una pequeña risa de ironía. —Eh, señorita Wilkinson, creo que no entendió.
Charlotte hizo una mueca mientras veía la pantalla del monitor.
—Estaremos usando el mismo escritorio. Trabajaremos juntos, eso tengo entendido. Porque se que tú no querrás irte a otro escritorio y yo menos. —Alegó colocando su maletín en uno de los sofás.
Charlotte se quedó algo sorprendida, aunque decidió no dejarse amargar el día.
—Bien, vuelvo en un momento. Tome asiento y póngase cómodo. —Le dijo con total antipatía.
Se levantó sutilmente de su escritorio; el estilo de Charlotte simplemente le lucía, una mujer que imponía carácter y elegancia, a su vez el grado correcto de sensualidad. Su cuerpo estilizado y definido por el esfuerzo que siempre hace al no perderse un día en el gimnasio iban acorde al vestido ceñido de color n***o con un corte láser de cuello alto, era como un estilo algo occidental, que la hacia lucir hermosa como siempre.
Aquellos ojos chispeantes no pudieron evitar desviarse un poco para inspeccionar mejor a quien sería ahora su compañera de trabajo.
«Pero miren a la señorita obstinada, creo que será más difícil de lo que creí» Chad al ver que ella había salido tomó su maletín y claro que se sentó en el escritorio de Charlotte.
Mientras que ella iba totalmente sin una gota de humor a buscar al director Robert y exigirle lo que no le parecía.
Los demás abogados la veían de reojo fingiendo no darse cuenta que ella iba molesta, que cuando terminó de irse se levantaron a cuchichear entre ellos, cosa que amaban hacer, era su hobby.