—¿Me regalas un poco de agua fría? Se me calentó un poco la cabeza. Mi tono salió muy serio, por lo que debía disimularlo inmediatamente o solo seguir evitando el montón de preguntas y sospechas de Sarah. Vino hasta a mí con una pastilla en la mano y el vaso de vidrio con agua en la otra. —Ten, la necesitas. —Hizo una pausa a la que deduje que no sería definitiva.— Estas rarísimo desde temprano ¿me diras qué te pasa o tengo que adivinar? Y si... Sabía que no se quedaría callada. Sarah siempre tan persistente. —Querida, solo es un dolor de cabeza repen... —Un dolor de cabeza llamado Bryony Turner ¿no? Guardé silencio mientras la observaba perplejo. —¿La, la vis... —Si, la vi. —Ella asintió levantando las cejas. — ¿Cómo no me daría cuenta? Si ni disimulabas. Seguramente el