1 -Vidas-
**Narra Frederick**
Es increíble como a veces el tiempo parece jugarte un mala pasada, es increíble como puede ser tan cruel cuando en los momentos felices pasa tan deprisa que parece solo un instante mientras que, los momentos tristes y lamentables pasan más despacio; pasan los segundos como si fuesen una eternidad ¿No es irónico? Es una locura, definitivamente, pero nadie entiende estas cosas, porque la vida es un misterio, y así quedé por dentro, quedé con el misterio carcomiendo mi alma, un misterio que solo alguien en especial podía descifrar y descubrir.
Hoy, como hice por costumbre ya hace un año, levantarme a las 6 de la mañana, salir a trotar al parque a las 7 y regresarme a las 8:30. Esta rutina se había vuelto mi favorita, me hacía querer levantarme para hacerlo urgentemente, era como una especie de medicina que alimentaba mi corazón vacío, pues era lo único que lo mantenía latiendo en orden, aunque suene exagerado. Desde que Bryony se fue, también se fueron mis ganas de tener fuerzas para seguir con mi vida, solo y en blanco y n***o. Es algo tan gracioso, porque antes de conocerla era alguien tan independiente (emocionalmente hablando), jamás imaginé caer en lo que llaman "mal de amor" Me parecía una completa ridiculez.
Pero, hay algo que todos tienen que saber, en serio, jamás critiquen o juzguen porque terminaran cayendo en sus propias palabras, escuché decir por ahí que la lengua es el castigo del cuerpo, y la verdad considero que hay razón en eso, porque luego de decir que sería una estupidez de mi parte caer en algo así... Pues caí por completo, y hasta de boca. —Nótese la risa interna—.
Los primeros meses fueron muy difíciles, no tenía ni ganas de trabajar pero obligatoriamente debía hacerlo, solo que me costaba mantenerme concentrado, era un caos. Los muchachos (mis compañeros de trabajo) se burlaban de mí diciendo que mis construcciones quedarian como la Torre de Pisa, inclinadas... O a punto de derrumbarse. Pero eso no fue sencillo, culpa tiene Bryony por ser quien afectara mi estabilidad emocional (en realidad es mía). En fin, ya ni iba a bares o clubes, dejé de salir con cuanta chica se pusiera en mi camino y me centre en entrenar y trabajar.
Era así la única manera en que podía mantener mi mente estable, aunque algunas veces en las noches... ¡Joder, las noches! Era cuando más venían recuerdos que me apretaban todo por dentro, era terrible. Hasta el sueño se me iba, tenía que prepararme un té o beber hasta dormirme.
Iba trotando por el parque, Sarah a veces me acompañaba a trotar, aunque ella hacia sus entrenamientos de tarde o de noche, sin embargo me solía acompañar a trotar. Sarah a pesar de haber quedado plantada aquella noche en la inauguración del restaurante Buffet Trilenium 2, cuando fui corriendo detrás de Bryony, quizá si hubiese llegado antes... Bueno, ya eso pasó. La cosa es que Sarah no me odió, me dijo que se sintió algo triste e incómoda, pero que ella estaba dispuesta a ser mi gran amiga, para que yo entendiera que ella sabia que mi corazón solo estaba para Bryony, aunque no creo poder conocer a alguien mejor que ella o igual, de todas formas no estoy en busca de eso, aún tengo que sanarme, a veces pienso que ya lo estoy, pero escucho alguna de sus canciones en cualquier lado, la veo en TV y ya todo se me desmorona... Me estrujo la cara ante aquello, pues me doy cuenta que aún me falta sanarme.
Me encantaria verla cuando está sola, no en TV o Internet... Allí ella es Bryony la cantante internacional de voz única, sino más bien verla en su privacidad, donde es ella verdaderamente, la chica alocada, divertida y media rebelde, a veces aniñada y otras tan ruda como un albañil y camionero.
Aunque me conformaba con que algunas veces Joshua su mánager era condescendiente conmigo y me mandaba algunos videos cortos de ella, fotos desprevenida o audios de ella hablando cualquier tonteria, me dio mucha risa oírla aprendiendo Alemán, la lengua se le enredaba, aunque a veces esos detalles me conmovian tanto que me hacían sacar alguna lágrima.
Y aquí iba yo, trotando y sintiendo la brisa fresca, viendo las distintas parejas pasear, mascotas correr con sus amos y niños jugar con otros niños o sus abuelos. Era un hermoso parque, trotar aquí me llenaba de vida, vida que estaba intentando reparar y fortalecer.
Y tan sorpresivamente, alguien me pellizco de la cintura. Voltee y era la morena más adorable que he conocido.
—¡Y con ustedes Sarah, la mejor futbolista de este país! —Comenté bajando un auricular sin dejar de trotar y chocar los puñitos.
—Hola, Frede. Gracias por ese recibimiento. Quiero una oleada de gritos con mi nombre.
—¡Saraaah! ¡Saraaah!—Dije tratando de imitar millones de voces a una sola voz.
Ambos nos reímos, ibamos sin dejar de trotar y al mismo ritmo. Entrenar con Sarah era divertido y la verdad apesar que muchas veces le hice desplantes o le dije que se alejara de mí, ella nunca se fue y siempre me ofreció su mano como apoyo, realmente estoy agradecido de haberla conocido, me animó y alentó mucho, ella era quien con su insistencia lograba convencerme de hacer las cosas.
—Hoy llegué un poco tarde ¿cuanto tiempo llevas?
Miré mi reloj de muñeca. —Veinte minutos exactos.
—Bueno, me supongo que ya el chico guapo de cabello azul que viene a trotar también ya se fué ¿no? —Preguntó Sarah sonriendo con picardía, pues cuando trotabamos, ella solía ver a las personas y opinar sobre ellas para reírnos y tener algo de qué hablar. Ese chico del que ella hablaba era uno bastante atlético y tenía un cabello bastante cool, el azul le quedaba increíble y más con la luz del sol, a veces me tentaba de teñir el mio, pero ya con la locura que me hice no pienso hacer más.
Y sí, me hice una locura en el cabello. > Sarah fue quien me insistió en un cambio, según... eso era para cerrar ciclos, ¿ciclos? Lo mío no era nada parecido, pero sólo porque ella me dijo que no me quedaría mal accedi. Ella y su amigo estilista me convencieron, pues me hicieron decolorar y teñir el cabello, también me lo dejé crecer, me gustaba largo eso sí lo decidí por mi cuenta.
—Para tu sorpresa, hoy no vino. No lo he visto desde que llegué, a menos que haya cambiado de ruta hoy. —Sonreí volteando para mirarla.
—Vale, que suerte... aunque que mal, ahora no podré revitalizar mis energías y limpiar mi vista sin verlo.
—¿Quien dice que no? Tu vista te la limpias casi diario cuando me ves, tienes la mejor suerte del mundo. —Repuse con cierto tono presumido.
Ella soltó unas carcajadas. —No te soporto, señor creído.
—Pero, me adoras. —Insistí.
—Eso no te lo discuto. —Respondió haciendo el símbolo de amor y paz con sus dedos.
A medida que avanzabamos, junto a la música sonando que salía de mis auriculares, el viento fuerte y frío el cual se sentía bien al trotar me hicieron sentir serenos, esta era mi parte favorita del día.
De pronto, al pasar ya más de media hora, Sarah se detiene para comprar unos energizantes y a la vez hacer unas llamadas. Yo por otro lado le dije que daría dos vueltas más y finalizaría ya que sólo me faltaban unos veinte minutos aproximadamente.
Me fuí, dejándola sentada en la banca haciendo las llamadas. Iba a un paso no tan acelerado y no tan lento, uno donde podía contemplar a la gente hacer sus distintas actividades. De pronto, tan ridículamente irónico vi a una muchacha que por un momento pensé que era Bryony, hasta sentí a mi corazón acelerarse y no era por el trote, porque se aceleró más, pero ella aún estaba en Alemania, a menos eso sé desde hace unos cinco días que hablé con Joshua, me dijo que todo marchaba de maravilla por allá.
Sin embargo, no quité mi vista de ella, incluso bajé la velocidad en que iba, casi que caminaba. Hasta que la curiosidad me mataba, me detuve, no podía distinguirla porque llevaba una bufanda que tapaba su nariz y boca, más unas gafas. Pero ¡Dios! Era idéntica a Bryony... Se me hacía tan difícil no dejar de verla, hasta que la chica sintiendo mi mirada tan profunda volteó a verme, no pude quitar mis ojos de ella.
Hasta que reaccione y simule que veía la hora en mi reloj. La chica también se había quedado viendo en mi dirección, no sabría decir si me veía a mí pues con las gafas oscuras que llevaba no se le veían los ojos...
Hasta que, la brisa fuerte nuevamente soplo, tan fría y refrescante, hizo que aquella bufanda rojo oscuro, que parecía de seda saliera volando con el viento. Me quedé pasmado y en blanco, por un momento creí que estaba otra vez confundiendo mí realidad con mí imaginación, pero ¿esa chica era Bryony?
Cuando se subió las gafas a la cabeza y con los ojos sin quitarlos de mí, no había duda alguna, era Bryony.
Bryony estaba ahí, viéndome y yo a ella.
Y es aquí cuando mi alrededor parecía inexistente y solo podía concentrarme en ella. Solo esperaba que no fuese una ilusión, alucinación o algún extraño fenómeno de mí subconsciente, porque ya me había pasado otras veces.
Pero de pronto la vi sonreír. Ella me estaba sonriendo, y mí corazón parecía estar más enérgico que cuando entreno, me sentía terriblemente nervioso ¿es normal? Me sentía ridículo. Y sin contenerla, le devolvi una sonrisa.
Pero, como cosas inoportunas me cayó una pelota en la cabeza, aturdiendome sin embargo, afortunadamente no era pesada y solo me pase la mano, la busqué nuevamente con la mirada y estaba riéndose con más intensidad mientras me veía... Se veía como un angel.
Justo entonces las personas se percataron de ella y la rodearon para pedirle fotos y autógrafos, fue la señal que faltaba para asegurarme que sí, ella había vuelto, estaba igual de hermosa, de diosa, de poderosa y divina. Haciendo palpitar mí corazón y causando un terremoto dentro de mí.