Cambios

1875 Words
Capítulo 18 Parpadeo varias veces estirando mi cuerpo en la cama, soltando un bostezo, contemplo la hermosa mañana que se asoma por la ventana de la habitación y sonrió, ya que ese día sería importante. Luego de 5 años estudiando y 3 dedicándome a la escritura, con más de 15 libros publicados en editoriales de todo el mundo, mi fama como escritora crecía como las olas del mar. Ese día sería especial, porque aquel sueño que tuve años atrás se volvió realidad, uno de mis libros iba a ser llevado a las pantallas, aumentando mi popularidad como la autora de: Ámame mientras puedas. Novela que recorrió países de América latina, ganándose los corazones de cada uno de mis lectores. Puse los pie en la alfombra y empecé a arreglar todo, mi asistente entró a la habitación robado la felicidad que tanto gozaba. Arrugué la cara y torcí los ojos soltando un resoplido, no era por ser cruel ni mala con ella, pero Fabiola en ocasiones me estresaba, debido a todas aquellas cosas las cuales debía cumplir, siempre estaba detrás de mí con esa agenda recordándome todo y tomó tanta confianza que en ocasiones parecía mi madre… Bueno, la verdad no tanto como mi progenitora, decirle eso a alguien podía llegar a convertirse en un insulto. —Buenos días, que bueno que hoy despertaste temprano, Alex —saludó sonriendo, hice una mueca de lado y encogí mis hombros. —Tenía que, hoy es el estreno y no puedo perderme eso, además la alfombra roja quiere decir muchos paparazzi, y sabes lo que significa —recordé en una risa pícara —Ah, así… —murmuró— Ese italiano te tiene con la cabeza en la luna, pero aún sigo sin entender por qué no le aceptas una cita —comentó intrigada y amplíe mi sonrisa de gata malvada. Caminé unos pasos y me puse de pie frente a ella. —Fabi, querida, la única razón por la cual trato de salir en cámaras con Eliot, es porque eso molesta a mamá, desde el momento en que mencionó la palabra “No es tu tipo” se volvió increíblemente atractivo —mencioné guiñando un ojo. Y es que el juego con mamá era de no acabar, yo haría todo por hacerla molestar, aunque luego aparentábamos ser la familia perfecta, nunca se terminaría nuestra guerra campal. —Ay, Alex, eres tan infantil, creo que deberías dejar eso de molestar a tu madre, ella puede llegar a ser muy cruel —confesó temerosa de las consecuencias. Encogí los hombros restando importancia a esa idea. —La verdad no, y es que mi plan va más allá, querida Fabiola, tengo un plan para mañana en la noche, que seguramente la hará enfadar mucho, quisiera ver su cara cuando descubra que ese sujeto al cual detesta tanto, me acompañará como novio oficial a la fiesta a la cual me invitó en Nueva York —dije a modo de secreto y ella amplió los ojos. —¡¿Qué?! ¿Te volviste loca? Ay, no Alex, eso es horrible, tu madre se pondrá como loca —advirtió con preocupación y sonreí. —Será estupendo —celebré y pusimos manos a la obra para arreglarme. Ese día sería bastante ajetreado y no tendría tiempo para absolutamente nada *** La noche se aproximó bastante rápido, ya me hallaba en el evento y apenas bajé del auto colgada del brazo de Eliot, todas las miradas se enfocaron en nosotros, sonreí saludando a los paparazzi esperando que mi madre estuviera viéndonos. 《Hola, mami》 Pensé orgullosa, seguramente tendría gastritis del coraje, pero ella se lo había ganado. Los flashes de las cámaras se enfocaron en la autora del libro, porque obviamente yo era el centro de atención, todos me miraban y aprendí a amar eso, atraer miradas y comentarios de todos los presentes, porque sabía bien que mi belleza destacaba por sobre todo en ese lugar. Esa noche opté por un vestido color rojo sangre, el cual era bastante atrevido. Aquella prenda pronunciaba mis curvas y en la pierna derecha poseía una aventura hasta el muslo, la parte de arriba mantenía un escote tenue, pero igual escandaloso porque dejaba ver mis pecas naturales y preciosas. En cuanto al cabello, lo dejé suelto porque descubrí que era uno de mis atributos enloquecedores, los rizos caían hasta la cintura como una cascada roja vibrante, meneándose al ritmo de mi caminar dejando unas cuantas bocas abiertas al pasar. —Te ves Bella, Bella —murmuró a mi oído Eliot, en su acento italiano, yo sonreí coqueta dedicándole una mirada pícara. Necesitaba muchas fotos captando el momento, entre más fotos la ira de mamá sería enorme logrando así mi cometido. Entramos a la sala luego de pasar por la alfombra roja, nos llevaron a nuestros asientos y ahí nos quedamos hasta el momento de la función, Eliot no dejaba de halagarme con palabras en su idioma natal, yo no podía negar que me generaba cierto cosquilleo su atractiva forma de hablar, además que estaba para morirse. Sus ojos verdes olivo resaltaban en ese rostro perfectamente retratado, aquellas cejas pobladas con nariz recta, labios rosados carnosos y el cabello enmarañado lo hacían el candidato perfecto, al cual sin dudar le aceptaría una invitación a salir, pero mis planes eran totalmente diferentes, yo no podía ver a los hombres como potenciales parejas, ni siquiera sabía la razón por la cual jugaba con ellos y luego los dejaba, volviéndome una rompe corazones empedernida. Pero obviamente en el fondo, si tenía esa respuesta, únicamente me costaba aceptarlo porque me volví sumamente orgullosa. Aún recordaba cuando lo vi en las revistas fe chismes, fue un golpe bajo para mí reconocer una batalla perdida, y fue cuando más odie a mi madre, aquel joven del cual me enamoré ya no era un chiquillo, se convirtió en un hombre, ¡Y qué hombre! Elías era lo que podía llamarse un soltero codiciado, pero en aquella noticia supe que eso se había terminado. Él estaba comprometido con una chica, basta hermosa, por cierto, aunque no tanto como yo. 《Las cosas como son》 Aquella castaña de ojos azules y una figura bonita, alardeaba su anillo de diamantes, nada más y nada menos que de 18 quilates. Sentí envidia e ira, porque yo debía ser esa mujer la cual se casara con Elías, no obstante y lastimosamente mi madre evito ese futuro planeado con él, sin embargo, luego de pensar bien las cosas y madurar más, quizás ella tenía razón, por una parte, puesto que apenas éramos dos chicos teniendo intenciones de escapar y olvidando algo tan importante como nuestro futuro, sin el cual jamás nos hubiéramos graduado y sido personas exitosas. Él pudo lograr su sueño de tener empresas dedicadas a la venta de motocicletas y vehículos, yo me convertí en una escritora famosa y todos éramos felices, luego por fin se casaría con su novia y tendrían hijos, aunque esa parte de la historia, no me agradara mucho debía aceptar que me alegraba ver que estuviera cumpliendo sus metas. La película terminó y todos aplaudieron, yo sacudí la cabeza notando que me había sumergido en los recuerdos del pasado, sonreí y entonces el director de la película se subió las escaleras al podio y con un micrófono en la mano empezó a dar unas palabras, agradeció al equipo y por último, pero no menos importante me llamó hacia ese lugar para entregar un premio, el cual no esperaba. Me llené de asombro, pero sentía emoción al tener ese reconocimiento por mi trabajo, todos aplaudían dando voces de júbilo y alegría, y al recibir mi reconocimiento me permitieron dar unas palabras también. Miré la cantidad de personas que llenaban la sala y sonreí sintiéndome afortunada por ese momento. —Bien, creo que debieron avisarme de esto, hubiera traído un bolso más grande —bromee y todos rieron. Eso lo había aprendido de Elías, cuando estas nervioso has una broma para romper el hielo y luego fluirás mejor. —Realmente me siento feliz de que este proyecto haya sido tan exitoso, agradezco a todo el equipo que se interesó en mi trabajo y la verdad es que amé la adaptación de principio a fin —expresé viendo el ala donde se encontraban el director y equipo de trabajo, los cuales me sonreían de forma agradable—bajé del lugar Eliot me recibió en las escaleras para ayudarme a bajar, le dediqué una sonrisa de admiración y fue así como terminó ese magnífico evento. Íbamos en la limusina de regreso a casa, y fue el momento ideal para hacerle la propuesta a Eliot de acompañarme a la fiesta que estaba organizando mi madre. —Eliot, de verdad he pasado una noche espectacular contigo —anuncié viendo el verde de sus ojos perfectos —Encantado de acompañarte bellísima Alex —agregó un halago, dejando un beso en el dorso de mi mano sin bajar la mirada. —Vaya, tú sí que eres experto en conquistar a una mujer —resalte y sonrió, una línea se formó en su mejilla izquierda, destacando aún más esa perfección y belleza que poseía. —Es que cuando estoy frente tanta belleza, me sobran los halagos hermosa Alex —destacó en un tono suave y delirante —Ya veo, pero sabes, me siento un poco triste —comenté bajando la cabeza, él usó su dedo índice para subir mi barbilla y en un tono delicado preguntó —¿Por qué una mujer tan bella estaría triste? —quiso saber. Suspiré poniendo ojitos de gatito —Es que mañana en la noche iré a Nueva York a una fiesta que mi madre va a organizar, pero no quisiera dejar de verte —le conté de una forma dramática para que mi plan fuera exitoso. —Vaya, y qué podríamos hacer para no dejar de vernos, bella Alex —interpeló y bajé la cabeza de nuevo murmurando. —Pensaba que podríamos ir juntos, digo si no te molesta —propuse y no demoró dos segundos para aceptar. —¡Por supuesto! Estaré enteramente encantado de ir contigo, sabes que me agrada tu compañía —me hizo saber y cuando mi plan estuvo donde yo lo quería fui al siguiente paso. —A mí también me agrada la tuya Eliot, levanté mi rostro acercándome lentamente hasta rozar sus labios, él de inmediato correspondió a ese beso el cual fue bastante exigente, al aparecer se hallaba desesperado por ese momento. No permití que fuera muy largo y corté aquel momento, su respiración era acelerada, por lo cual acaricié su mejilla viendo sus ojos. Te veo mañana —me despedí dándole otro beso, pero él seguro fue en la mejilla, no deseaba un momento incómodo como que él pensara otra cosa. —Te veré mañana hermosa Alex —se despidió llevándome a la puerta de casa. 《Todo va desacuerdo al plan》 Pensé cuando estuve en el interior de mi hogar, pronto vería a mamá y le presentaría a mi novio, el cual ella no aprobaría amargando su existencia. Eso se convirtió en mi actividad favorita luego de escribir, y aunque mil veces negara que todo era por Elías, en el fondo de mi corazón se trataba de eso.
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