Capítulo 9
Cruda realidad
Las clases terminaron afortunadamente, y me quedé fuera de la escuela esperando a Ethan, él siempre llegaba tarde a buscarme y muchas veces me causaba molestia tener que esperarlo, por lo cual caminaba hasta la parada del autobús para no tener que pasar horas como idiota hasta que mi hermano apareciera.
Mientras aguardaba en la banca frente a la escuela, pensaba en algo que daba vueltas a mi cabeza, ese encuentro entre Alicia y la pecosa, que ya no salía de mi estúpido cerebro por ninguna razón, se había pegado como una canción reproduciéndose una y otra vez, pero eso no era lo peor del caso, aquella niña de ojos marrones brillantes y cabello como el fuego con ondas curvilíneas, parecía haber captado mi atención de tal manera que dominaba mis sentidos.Yo jamás hubiera actuado de esa manera con Alicia, si bien me irritaba su forma de ser en varias ocasiones, yo siempre podía actuar a favor de ella y en esa ocasión no fue así, lo que me llevaba a la conclusión que Alex tenía un poder indiscutible sobre mí.
Sin embargo, la gran pregunta era… ¿Por qué? ¿Qué había ocurrido para que, de la noche a la mañana, esa chica tuviera más importancia que cualquier otra cosa?
Me cuestioné por varios minutos sin darme cuenta de que alguien se sentó a mi lado, ella me besó en la mejilla y reaccioné de inmediato. Al ver su rostro blanquecino con ojos verdes y cabello rubio, la imagen de Alex desapareció por un instante.
—Alicia, ¿Qué haces todavía en la escuela?—pregunté, ya que ella no solía quedarse hasta tarde a esperar como yo, sus padres siempre la buscaban igual que a los demás estudiantes. Se encogió los hombros como si no tuviera importancia y me abrazó de lado.
—Le dije a mis padres que haría tareas en casa de Sharol, así que tenemos un poco de tiempo para nosotros—ronroneo, haciendo eco en mis oídos con su voz un poco chillona. Sin darme cuenta erguí mi cuerpo y la separé un poco carraspeando mi garganta.
—Alicia, estoy esperando a mi hermano, no puedo hoy…—Me excuse. Ella puso mala cara y se apartó de golpe cruzándose de brazos.
—¿Por qué? ¿Eh? Sabes el sacrificio que hago para que mis padres me dejen, “hacer tareas “ —hizo las comillas —. En casa de Sharol, además estás muy raro últimamente, parece que no quieres nada conmigo —apuntó enojada, lo cual me llenaba de fastidio, puesto que detestaba tener que dar explicaciones que no deseaba.
—No me hagas dramas, ya sabes que los odio, si no quiero es mi problema y si no puedes vivir con eso, entonces, solo termina conmigo y ya —le solté para que tuviera claro que yo no andaba con juegos. En la escuela y en el mundo había muchas chicas igual de bonitas y hasta más que ella, y no sería la primera ni la última que pudiera conquistar.
—Eres un idiota Elías, espero que te atropelle un auto de camino a tu apestosa casa —escupió furiosa y se levantó de la banca para agregar —. Ah, por cierto, esa pelo de zanahoria horrorosa no es ni la cuarta parte de lo que yo—me señaló con su dedo índice —. Y ni siquiera tu, querido estás a la altura de ella, su familia tiene suficiente dinero como para comprar la escuela, por lo tanto, no van a aceptar a un pobre muerto de hambre como tú —gruñó y no pude evitar sentirme ofendido por eso, así que me levanté bruscamente y la confronte de manera fulminante.
—¿Muerto de hambre? Vaya, ahora soy un muerto de hambre, ¿Qué decías hace pocos días? Porque yo recuerdo que te gustaba como besaba y… —me cortó de inmediato y me dio una bofetada.
—Bastardo, eres un cretino asqueroso —me insultó dándome la espalda, yo mantuve mi mano donde ella me había golpeado y solo pensé en sus palabras, quizás tenía razón y yo no era suficiente para ella, Alex tenía una familia adinerada y podía tener lo que deseara. Y yo… No era más que un muerto de hambre, mi padre, un simple trabajador en una mugre taller de autos y vivía en una casa mediocre donde posiblemente pasaría el resto de mi vida porque no tenía un futuro en una universidad por falta de dinero, y ni siquiera mis calificaciones eran suficientes para una beca de estudios.
Mi vida no tenía un futuro, y la de Alex sí. Esa era la línea que nos separaba a ambos, y la realidad, aunque fuera cruel era que por más interés que yo estuviera desarrollando por ella, igual no lograría nada.
Ethan llegó haciendo sonar el claxon de su auto, giré mi rostro y caminé hacia el vehículo para subir abriendo la puerta que estaba en el asiento del copiloto. Apenas estuve dentro, él me saludó como siempre, ofreciendo sus disculpas rutinarias de que había estado ocupado, cosa que obviamente yo sabía no era cierta, mi hermano podía estar con todo el tiempo disponible del mundo, que igual eso no lo haría llegar a tiempo.
—¿Y qué tal la escuela? —quiso curiosear —. ¿No te golpeó otra niña, o sí? —bromeó sin darse cuenta de que había dado en el clavo, al parecer yo era tan idiota que todas las niñas me golpeaban a cada rato.
—¿Puedes cerrar la boca? No quiero hablar —espeté de mala gana, Ethan alzó las cejas y sonrió.
—Vaya, no estás de humor, bien, te dejaré —comentó y siguió el camino a casa, donde no hubo una sola palabra de mi parte, él quiso sacarme conversación, pero me sentía tan furioso por lo ocurrido con Alicia, que no podía emitir una sola palabra y no se trataba del hecho que me golpeó, era más por las palabras que dijo, esas que me cincelaban el cerebro a manera de tortura, yo no podía aceptar que mi vida fuera tan porquería y la existencia que poseía, solo nada.
Antes de bajarme del auto, miré a Ethan sintiendo ese nudo en la garganta.
—Eth, ¿Crees que nuestra vida es una porquería? —me atreví a preguntar, él frunció el entrecejo por un momento.
—¿Por qué piensas eso? —interpeló y encogí los hombros.
—No lo sé, creo que todo a nuestro alrededor lo dice, no iremos a la universidad, solo vamos a trabajar con papá en el taller y ni siquiera sé si podremos vivir en una casa propia —manifesté y él sonrió. Me acerco por el cuello y desordeno mi cabello bien peinado.
—No seas tonto, y deja de adelantarte a las cosas, ni siquiera sabes si realmente no irás a la universidad —explicó —. Déjame hacerte una pregunta, ¿Tú puedes ver el futuro? —inquirió y yo negué. Bien, ahí tienes la respuesta, vive el hoy y deja que las cosas vayan por sí solas, esfuérzate en la escuela por obtener buenas calificaciones y podrás ir a una universidad —me aconsejó, para soltarme. Lo observé por varios segundos y en un instante me pareció ver a mamá en su rostro, eso era algo que me ocurría seguido con mi hermano, ya que él tenía un gran parecido a ella.
—Gracias Ethan —murmuré y me volvió a revolver el cabello.
—Ya no pienses otra vez en eso y deja de meterte en problemas con las niñas —me regañó, pero más que un regaño parecía ser un concejo paternal, el cual me hubiera gustado escuchar…