Capítulo 6
Problemas
Sé que dejarme llevar por las emociones fue un terrible error, sin embargo, no soporté la idea de que ese niño problemático me siguiera molestando, por lo tanto, explote por primera vez y las consecuencias serían una cadena de hechos interminables que hundirá considerado antes de actuar.
El profesor de deporte me sostenía de la cintura mientras yo como poseída lanzaba patadas al aire sintiendo los ojos arder por las lágrimas que brotaban sin césar, el niño que acababa de golpear estaba en el suelo con la nariz chorreando sangre, uno de sus compañeros le trajo rápidamente una toalla al tiempo que el profesor le decía que fuera a la enfermería.
En cuanto a mí, por supuesto que me llevaron a detención para hablar con la directora de la escuela, cosa que me generó pánico porque tenía la absoluta seguridad que llamarían a mamá, ella entraría en pánico y armaría un escándalo por todo esto.
《 Debí pensarlo antes de cometer esta locura 》
Me lamenté al verme sentada en la silla de espera fuera de la detención, aguardando a que mamá llegara. Me quedé viendo mis dedos entrelazados por un buen rato hasta que sentí los pasos de alguien que se acercaba y al subir la vista noté que se trataba de ese niño odioso, no obstante al ver su nariz cubierta por una clase de venda me dio vergüenza haber cometido semejante cosa.
Él pasó de largo y se sentó en la silla que se alojaba al otro lado de la puerta. Yo evité en lo posible mirarlo, o incluso dirigirle la palabra, sin embargo, él sí tenía ganas de hablar conmigo.
—Al parecer si tienes carácter—comentó entre dientes recortando su espalda al asiento—No sabía que eras así de violenta —agregó. Yo únicamente rogaba al cielo que mamá no armara un escándalo y amenazara a los padres de ese tarado niño con demandarlos, sí, porque en definitiva esa era mi madre. Aunque yo matara a alguien, ella amenazaría con demandar a los familiares de la víctima.
Hubo un silencio corto, y él siguió insistiendo.
—¿No vas a decir nada, Cereza?—al escuchar esas palabras recordé la razón por la cual le rompí la nariz y volteé confrontándolo de inmediato.
—¿Puedes cerrar la boca? ¿No entiendes que no quito hablar contigo? Si no me hubieras molestado entonces, no tendrías la estúpida nariz rota—confesé sin paciencia, él sonrió y aun estando en esa posición poseía esa capacidad de creer que tenía el control, cosa que me sorprendió.
—Tú y yo nos vamos a llevar bien, cerecita—admitió apoyando la cabeza en la pared para dejar de mirarme. No pude evitar arrugar el entrecejo y pensar que quizá ese chico tenía problemas mentales y me había puesto el ojo para hacerme algo malo… Ladee la cabeza sacando esa idea tonta y justo al terminar nuestra conversación llegó la directora acompañada con un hombre alto, fornido y bastante intimidante. Debía admitir que me daba mucho miedo y por un instante miré del lado izquierdo donde se hallaba el niño de la nariz rota para darme cuenta de que si yo parecía tener miedo, él estaba dos grados más arriba.
Su rostro estaba pálido y las manos a los lados, apretando los descansa brazos del asiento, pude detallar cada fibra de su rostro, la cual demostraba un terror absoluto. El hombre se paró frente al chico que mantenía la cabeza gacha y al contemplar la escena supe que ese sujeto tan aterrador era el padre del chico.
La mirada del hombre se posó en mí por unos segundos que me parecieron eternos, yo no pude sostenerla por lo cual desvíe mi atención hacia otro lugar.
Todo ese me hizo comprender que, probablemente, ya había encontrado la razón del porqué ese niño era de esa forma.
—Alex, tu madre acaba de llamar, ya está cerca de la escuela —dijo la directora y sentí como si mi corazón se fuera a salir de mi pecho, las manos me sudaban tanto que tuve que secarlas con mi ropa, sin mencionar la horrible sensación como si me faltara el aire.
《 Debí controlarme》
Volví a repetirme en la cabeza, ya que por un corto instante de rabia pagaría las consecuencias.
Escuché los tacones de mamá en las baldosas del piso escolar y todo mi mundo se congeló, una de las cosas que pensé es que iba a morir de un ataque al corazón, porque esa sensación se hizo más intensa en mi pecho, temía caer al piso y no volver al despertar y no estaba exagerando la verdad jamás había experimentado algo tan desagradable en mi corta vida como lo que pasaba en ese preciso instante.
—Buenas tardes, disculpen la demora, es que estaba muy ocupada en mi trabajo —apretó las palabras mirándome y bajé la cabeza de inmediato como la una avestruz.
—Bien, ya que están ambos representantes aquí, vamos a pasar—intervino la directora haciendo ademán para que todos entraran a su oficina incluyéndome.
Ella rodeó su escritorio para tomar asiento e hizo señas con su mano indicando que cada padre se pudiera sentar al lado de su hijo, mamá optó por el lado izquierdo y el padre del niño, cuyo nombre aún no sabía, se dirigió a la silla posicionada a la derecha.
—Ok, la razón por la cual los llamé es bastante notoria—inició la mujer detrás del escritorio señalando al niño con la nariz rota—Elías sufrió un ataque por parte de su compañera Alex—explicó y mamá ya estaba dispuesta a sacar las garras, pero la directora hizo un gesto con la mano para que la dejara terminar. Espere un momento, por favor, sé que tiene muchas preguntas, señora Santiago, pero déjame terminar, estuve hablando con algunos compañeros de Alex y Elías, los cuales me indicaron que él había estado molestando a la niña poniéndole apodos—completó y el hombre del lado derecho se tensó en su lugar.
—Sé que mi hija no es una niña agresiva, ella no actuaría así a menos que lo requiriera—dijo mi madre convencida. Entonces, el hombre que no había dicho una sola palabra desde que llegó, golpeó la silla dirigiéndose a las dos mujeres.
—¡Basta! ¿Esto quiere decir que me hicieron venir para decirme que esta niña, puede golpear a mi hijo solo porque tenía una razón para hacerlo?—gruñó con enfado.
—Señor Loughty, no he dicho eso, solo estoy aclarando lo que ocurrió…
—No, de hecho usted está afirmando que investigó y todos le dijeron que mi hizo molestaba a esa niña, sin embargo, nadie dice nada por la nariz rota de Elías—pugno enojado y mamá lo interrumpió.
—Sí, ese niño tiene la nariz rota, es porque se lo buscó, y déjeme decirle algo, señor—señaló mi madre al hombre—Sí, su hijo vuelve a molestar a Alex, le aseguro que nos veremos frente a un juez—lanzó sin tapujos.
《 Rayos, otra vez con los mismos 》
Me quejé.
La directora tuvo que intervenir para que las cosas no se salieran de control porque ambos padres ya estaban bastante exasperados.
—Señores, necesito que se calmen, recuerden que están frente a sus hijos y también en una escuela, aquí nadie va a demandar a nadie. Ambos niños están en problemas por lo que hicieron—señaló a mi madre—Que su hija no haya hecho algo malo nunca, eso no le quita la responsabilidad de lo que hizo hoy señora Santiago, debemos hacerles entender que toda acción violenta es inaceptable en esta escuela—dijo con autoridad—Ambos niños estarán en el castigo después de sus clases durante un mes y no hay, pero que valga—agregó antes de que cualquiera de los padres refutara su decisión.
A pesar de que ninguno quedó contento con el resultado de mi error, creo que pudo haber sido peor, por un momento pensé que de verdad tendríamos que ir a un juzgado por la demanda de mi madre.
Observé como el padre de Elías, se lo llevaba casi a rastras y me dio una impresión escalofriante de que a ese niño no le iría bien en su casa.
El camino a casa fue una tortura, mamá estaba enfadada, conmigo también con la directora y el papá de Elías. En conclusión, ella se encontraba molesta con todos por tener que verse en una situación tan desagradable como una pelea vulgar.
—Estás castigada Alex Elena Santiago, tienes terminantemente prohibido cualquier contacto con la sociedad durante todo el castigo en la escuela—había gritado mamá desde el pie de las escaleras mientras yo sabía rápidamente.
Me encerré en la habitación, dejándome caer en mi cama boca abajo, y ahí me mantuve por varias horas sintiéndome culpable por todas las malas decisiones que tomé.