Entro a la sala de emergencia del New Orleans East Hospital y me encuentro a mi madre sentada en una de las sillas de metal dispuestas para esperar.
—¡Mamá! —llamo cuando estoy cerca de ella. Levanta el rostro y sus ojos rojos se encuentran con los míos.
—¡Ay! Mia. Que angustia —murmura poniéndose de pie. La rodeo en un abrazo.
—¿Qué te han dicho? —inquiero con voz ronca. Mamá se aparta de mí y sorbe su nariz.
—Me dijeron que están haciendo algunos estudios.
—¿Los de la fábrica? —cuestiono sintiendo un ligero malestar.
—Nadie se ha presentado.
—Por supuesto— susurro mordiéndome la lengua para no maldecir.
—Ven. Vamos a sentarnos —la llevo de nuevo a las sillas y me siento a su lado.
—Siento que tuvieras que salir del trabajo— murmura cuando se tranquiliza.
—Maya esta en el colegi
