Treinta malditos minutos es lo que tarda Mateo en llegar a la clínica, minutos dónde mi tío ya no responde, mis abuelos no saben nada y las niñera de mi hermano va camino al hospital para llevárselo a casa. Minutos donde mis padres estan intentando enterarse de todo lo qué puede estar pasando y nosotros nos quedamos callados. Bajo del auto como desquiciada, reconozco algunas de las enfermeras gracias a mi tiempo con Hannah y Bri en las instalaciones, incluso esta el enferme sexy que coquetea conmigo de vez en cuando, Ralf. Es él mismo quién me recibe con una sonrisa radiante, sus brazos morenos descubiertos se cruzaron por su pecho marcando a la perfección la silueta de sus músculos. Sus ojos cafés brillan al igual que la hilera de dientes que me regala en este momento. - Sa