Uno diría que luego del primer round las cosas se calmarían, ya saben cómo en las novelas, tienes sexo desenfrenado y luego te quedas dormida hasta que despiertas a mitad de la noche sola o en el mejor de los casos al otro día con el abrazándote. El sueño de toda dama, uno muy lejos de la realidad porque a menos yo, ahora me encontraba luchando por llenar de aire mis pulmones con Mateo a mi lado respirando agitado y mirando también el techo. Gire mi rostro para verlo mejor, su antebrazo descansaba en su frente, sus labios levemente entreabiertos, parecía perdido en algún lugar lejano, mientras yo intentaba memorizar cada parte de su cuerpo, solo por si acaso. Se giro rápido moviendo la cama en un sacudón. - Mierda – llevé una mano a mi pecho y luego reí. - Te ves h