Mis ojos no se despegaban de su cuerpo, me era casi imposible concentrarme en lo que me decía, no podía seguir bien la escritura, lo único que recordaba eran sus músculos tensarse y relajarse, una y otra vez. No es que siguiera con su torso desnudo, para nada, él se había vestido apenas entre, algo que me hizo bufar y a él reír por lo bajo y es que Mateo era algo increíble de ver. Pase tres horas haciendo el trabajo o al menos intentando hacerlo hasta que me di por vencida, no podía concentrarme y no quería hacerlo tampoco, solo la pase tecleando dos palabras y borrando la mitad, nada productivo, estaba nerviosa y no sabía la causa principal de ello, aunque la sospechaba, quería acostarme con él, tenía la intensión de hacerlo y estaba segura que nada me iba a hacer cambiar de opinión.