Blake alucinaba. A su mente se venían los recuerdos de esa noche apasionada, rememoraba los besos, las caricias de esa mujer. Entonces agarró a Selina por la cintura, la pegó a su cuerpo y la besó con avidez, de una forma salvaje, que la dejó sin aliento. Ella lo arrastró a la alcoba, se despojaron de las prendas y luego él la lanzó a la cama. Selina se estremeció, pensó que su sueño se haría realidad, pero luego de un par de besos y de unas caricias torpes, el cuerpo de Blake quedó lánguido sobre el suyo. —¡Blake! ¡Blake! —exclamó. Él se sumió en la inconsciencia. —¡Maldición! —gruñó Selina, pero pensó las cosas. Aunque entre ellos no ocurrió nada, ella iba a sacar provecho de esa situación. Así que acomodó a Blake a su lado y se acostó abrazándolo, planeando sus próximos movimientos