Henry apretó los labios, se dio cuenta que había cometido una indiscreción. —Me llamó por ciertas molestias, pero tranquilo, es parte del tratamiento. Blake soltó el aire que contenía, suspiró aliviado. —Vine por otra cosa, el asunto es delicado —informó—, hoy amanecí en el apartamento de mi novia, y no recuerdo ni como llegué, estoy seguro de que me drogó, quiero tener pruebas de eso, y deseo saber sí tuve relaciones con ella. Henry alzó sus pobladas cejas, sorprendido. —Eso es grave, podrías denunciarla. —Lo sé, pero requiero pruebas. Henry asintió y él mismo acompañó a Blake al laboratorio para que le practicarán los estudios. —¿Demoran los resultados? —preguntó. —Alrededor de treinta minutos. Blake pensó en la niña y en la madre, recordó que la pequeña tenía hambre.