Blake tomó el primer zapato, un hermoso par de tacones brillantes, y con cuidado deslizó el pie de Broke en el interior. Sus dedos acariciaron suavemente su empeine, enviando una corriente de electricidad por su cuerpo. Broke sintió un escalofrío recorrerle, una mezcla de nerviosismo y una extraña atracción que no podía negar. —Tienes unos pies muy bonitos —susurró Blake, repitiendo las palabras de la mujer, pero con un tono que hacía que el cumplido sonara mucho más íntimo. Broke se estremeció, su respiración se volvió irregular. Sentía cada caricia de los dedos de Blake como si fuera una chispa, encendiendo algo dentro de ella que había mantenido enterrado durante mucho tiempo. Blake, sin apartar la mirada de los ojos de Broke, tomó el otro pie y repitió el proceso, sus dedos rozand