Blake no respondió. Estaba atrapado en sus recuerdos, el terror de su infancia invadía su mente. Empezó a hiperventilar, su mirada era perdida y su piel estaba pálida. —¡Cúbranse! —gritó uno de los escoltas. Broke en un rápido movimiento y como pudo logró arrastrar a Blake detrás de un auto. Comprendiendo que algo andaba terriblemente mal, se acercó a él. Sin pensarlo, tomó su rostro entre sus manos, obligándolo a mirarla. —Blake, mírame —le dijo con voz firme pero dulce—. Mírame, estás a salvo. Estoy aquí contigo. Blake parpadeó, tratando de enfocarse en los ojos verdes de Broke. Sus manos seguían temblando, pero poco a poco, el sonido de su voz lo trajo de vuelta al presente. —Respira, Blake. Respira conmigo —solicitó, inhalando profundo para que él la imitara. Blake trató de segu